La victoria de Donald Trump en las elecciones del 5 de noviembre no le da solo las llaves de la Casa Blanca. También le permite librarse (como mínimo temporalmente) de algunas de las acusaciones penales que pesan contra él. La doctrina del Departamento de Justicia señala como norma general que no se pueden seguir causas penales contra un presidente en ejercicio. La jueza que lleva el caso de Washington por los intentos del republicano de robar las elecciones de 2020, que perdió contra Joe Biden, ha dado el primer paso para abandonar el proceso. De momento, a petición del fiscal, ha dejado en suspenso los plazos que había previstos para los trámites procesales en marcha.
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