
Melanie Slate McGuire era descrita como “una mano firme, una aliada empática y una confidente segura”. Para muchas pacientes, su voz era la guía emocional durante el proceso de traer un hijo al mundo… Pero, en realidad, era una brutal asesina.
Por infobae.com
Melanie Slate, su nombre de soltera, había crecido en Ridgewood, Nueva Jersey. Se graduó de Rutgers con estudios en psicología y luego completó enfermería, carrera que costeó trabajando como camarera.
Según Oxygen, allí conoció a William Bill McGuire, ocho años mayor que ella, estudiante de computación y recién divorciado.
Se casaron en 1999 y pronto formaron una familia con dos hijos pequeños. Melanie se convirtió en una figura clave en la clínica Reproductive Medicine Associates, un centro de fertilidad de élite al que acudían mujeres de Nueva York y Nueva Jersey para sortear la infertilidad.
En ese entorno, ganó el apodo de “la susurradora de madres”, según testimonios recogidos por The New York Times, por su capacidad para contener, acompañar y brindar certezas en un proceso lleno de incertidumbres. Era sutil, firme, y según varias pacientes, una mezcla justa de franqueza y ternura.
Su rol implicaba conocer los detalles más íntimos de sus pacientes, pero pocas sabían algo sobre la vida de la enfermera. Ni siquiera sospechaban que detrás de aquella voz profesional se escondía un matrimonio que se desmoronaba, una amante en la misma clínica y una pulsión secreta que terminaría en crimen.
La noche del 28 de abril de 2004, los McGuire firmaron la compra de una casa de USD 500.000 en Warren County, Nueva Jersey. Era un paso esperado. Dos días después, sin embargo, Melanie solicitó una orden de restricción contra su esposo en la corte familiar.
Alegó que Bill había sido violento: la había abofeteado y le había metido una toallita en la boca, según su declaración. Contó que se encerró en el baño y escuchó cómo él empacaba furioso y se iba. Esa fue la última vez que dijo haberlo visto.
Según Oxygen, no se mostró especialmente preocupada por el paradero de su esposo en los días siguientes. Ya había puesto a la venta la nueva casa, comenzado el trámite de divorcio, empacado sus pertenencias y regalado las ropas de Bill. Luego se mudó sola con los niños.
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