Canadá está convulsionada. El recién posesionado primer ministro, Mark Carney, está a punto de convocar elecciones anticipadas para el mes que viene. Y la campaña, que aún no ha comenzado oficialmente, será definida por el asunto más candente del país. El 2 de abril, Donald Trump ha dicho que establecerá nuevos aranceles sobre una amplia selección de productos procedentes de Canadá y otros países, mientras repite una y otra vez lo bonito que sería convertir a su vecino del norte en el Estado número 51. Kenneth Frankel, presidente del Canadian Council for the Americas, habló con EL PAÍS desde Nueva York a través de una videollamada para analizar la temperatura actual de la política canadiense, la disputa arancelaria que se ha transformado en una amenaza existencial y las perspectivas de futuro para su país.
