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martes 3 de junio 2025
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Julio Castellanos: ¿Por qué unas naciones son ricas y otras pobres? La ciencia respondeOpinión

Julio Castellanos: ¿Por qué unas naciones son ricas y otras pobres? La ciencia responde

El Premio Nobel de Economía 2024, otorgado a Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson, no solo reconoce un logro académico, sino que ilumina una pregunta que ha intrigado a la humanidad durante siglos: ¿por qué algunas naciones prosperan mientras otras languidecen en la pobreza? A través de rigurosos estudios basados en evidencia histórica, antropológica y demográfica, estos investigadores han demostrado que la respuesta no radica en la geografía, la cultura o el destino, sino en algo más tangible y transformable: las instituciones.

Un caso paradigmático ilustra sus hallazgos: Nogales, una ciudad dividida por la frontera entre Estados Unidos y México. Al norte, Nogales, Arizona, ofrece a sus residentes una economía estable, una esperanza de vida prolongada y acceso a educación secundaria para la mayoría. Los derechos de propiedad están garantizados, las inversiones son seguras y las elecciones libres permiten a los ciudadanos reemplazar a políticos ineficientes. Al sur, en Nogales, Sonora, la realidad es otra. Aunque es una zona relativamente próspera dentro de México, la pobreza es más pronunciada, el crimen organizado dificulta el emprendimiento y la corrupción política, pese a los avances democráticos de las últimas décadas, sigue siendo un obstáculo.

¿Por qué dos mitades de una misma ciudad, con el mismo clima, orígenes históricos compartidos y culturas similares, exhiben diferencias tan marcadas? La geografía no explica esta disparidad; ambas Nogales están en el mismo lugar. La cultura tampoco es el factor decisivo: en ambos lados se come comida similar y se escucha música parecida. La clave, según los galardonados, está en las instituciones. En el norte, los residentes se benefician del sistema económico y político estadounidense, que fomenta la libertad de elección en educación y profesión, además de otorgar derechos políticos robustos. Al sur, las instituciones mexicanas, aunque mejoradas, aún limitan las oportunidades económicas y la influencia política de los ciudadanos.

Este contraste no es una anomalía. Acemoglu, Johnson y Robinson han demostrado que Nogales refleja un patrón global con raíces en la época colonial. Las sociedades ricas se distinguen por instituciones inclusivas que benefician a la mayoría, garantizan derechos y promueven la participación. En cambio, las sociedades pobres suelen estar atrapadas en instituciones extractivas, diseñadas para enriquecer a una élite a expensas de la mayoría. Cuando el poder de una autoridad no depende de la voluntad popular, sino de la fuerza o la coerción, la pobreza se perpetúa.

La lección es clara: las reglas importan. Las instituciones que funcionan para todos, en lugar de para unos pocos, son el motor del progreso. Este Nobel no solo valida una intuición; la respalda con ciencia. Ahora, el desafío es aplicar este conocimiento. Construir instituciones inclusivas no es fácil, pero es posible. Nogales, y el mundo, nos lo recuerdan: el futuro de la prosperidad depende de las reglas que decidamos escribir hoy.

Julio Castellanos / jcclozada@gmail.com / @rockypolitica

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