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sábado 3 de mayo 2025
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José GuerraOpinión

José Guerra: Salarios Dignos

La economía tiene varios enfoques para estudiar la determinación de los salarios de los trabajadores. Así, para los economistas clásicos  el salario es el precio del trabajo, y como cualquier otro bien su precio está sujeto a las condiciones de la oferta y la demanda. A mayor cantidad de trabajadores dispuestos a laborar, menor será el salario y a mayor demanda de mano de obra más elevado será el salario. Contrariamente, para la teoría marxista el salario no es el precio del trabajo, sino de la fuerza de trabajo y el salario en el capitalismo es aquel que permite que el obrero se reproduzca como obrero y nunca deje de serlo.

Según la economía neoclásica,  el salario real se determina por la productividad marginal del trabajo. Tanto la teoría marxista como la neoclásica son evidentemente fallidas, la primera porque no es verdad que el salario solamente sirva para mantener al trabajador como un ser explotado y la neoclásica porque dos de sus supuestos básicos, el de mercados competitivos e información simétrica no se cumplen, como muestra Joseph Stigliz en su libro más reciente de 2024 The Road to Freedom: Economics and the Good Society (El Camino a la Libertad. La Economía y la Buena Sociedad).

En las economías modernas los salarios se determinan por una combinación de factores económicos que tienen que ver con la productividad y la capacidad de negociación de los sindicatos para lo cual la salud financiera de las empresas y de las finanzas públicas son fundamentales

Durante el régimen madurista en Venezuela se ha aplicado una política salarial para los trabajadores de la Administración Pública, activos y para los pensionados, francamente aberrante y que ha consistido  en la fijación del salario nominal mínimo que hace tres años se estableció en US$ 30 mensuales y que hoy equivalen a US$ 1,20 mensuales, complementado con unos bonos asignados discrecionalmente y que claramente son insuficientes para que los trabajadores puedan cubrir sus necesidades mínimas de alimentación.

Nunca habían aplicado los gobierno venezolanos una política tan dañina para quienes son servidores públicos y quienes los fueron. Se trata de más de cuatro millones de empleados públicos y cinco millones de pensionados que hoy pasan hambre y que completan sus remuneración con remesas recibidas del exterior o trabajando doble jornada. Por ello, la lucha por hoy salario digno es una consigna muy potente para los venezolanos que siguen luchando y que no se rinden.

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