
Durante una cumbre internacional por la paz en Palestina celebrada este viernes 25 de julio, el presidente de la Asamblea Nacional chavista, Jorge Rodríguez, volvió a demostrar el cinismo político del régimen de Nicolás Maduro al afirmar que “Venezuela es una democracia vibrante, que cada día más avanza hacia una forma de gobierno y de sociedad donde todos tenemos una voz, donde todos podemos decir y donde todos podemos decidir”.
Por: lapatilla.com
Sus palabras fueron pronunciadas ante representantes internacionales en tono desafiante, mientras defendía al chavismo y atacaba a gobiernos europeos por su relación con Israel.
Sin embargo, esa imagen idílica de Venezuela que Rodríguez intenta proyectar, choca de frente con la realidad que vive el país: persecución política, represión sistemática y un fraude electoral sin precedentes.
El fraude del 28 de julio de 2024: la democracia secuestrada
Contrario a la narrativa oficial, el pasado 28 de julio de 2024, Venezuela fue escenario de un megafraude electoral perpetrado por el régimen chavista.
El Consejo Nacional Electoral (CNE), completamente controlado por el oficialismo, proclamó a Nicolás Maduro como ganador de las elecciones presidenciales sin publicar los resultados desglosados por mesa, municipio o estado, violando los principios básicos de transparencia.
En contraste, el equipo técnico de la líder opositora María Corina Machado logró recolectar más del 85% de las actas físicas del proceso, revelando que el verdadero ganador fue Edmundo González, con más de 7 millones de votos, frente a los apenas 3 millones que habría obtenido realmente Maduro.
Este descomunal fraude fue condenado por numerosos sectores nacionales e internacionales, pero el régimen se ha mantenido firme en su retórica de “victoria legítima”, bloqueando auditorías independientes y censurando cualquier información que contradiga su versión oficial.
Una “democracia vibrante” con más de 800 presos políticos
Mientras Jorge Rodríguez habla de una sociedad en la que “todos tenemos una voz”, en Venezuela esa voz cuesta la libertad. Según la ONG Foro Penal, actualmente hay más de 800 presos políticos en el país.
Líderes estudiantiles, activistas, periodistas, militares y ciudadanos comunes han sido encarcelados por disentir del régimen o simplemente por expresarse.
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La represión se ha intensificado en el último año con detenciones arbitrarias, allanamientos ilegales, campañas de persecución digital y amenazas contra miembros de la oposición, en medio del rechazo a las farsas electorales que ha convocado el chavismo durante este 2025, intentando pasar la página de lo ocurrido el 28 de julio del año 2024.