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domingo 22 de junio 2025
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Iraníes se debaten entre el rechazo a la República Islámica y la defensa de su soberanía

El país persa de 90 millones de habitantes vive su situación más crítica desde la guerra con Irak en los años 80 (Teherán) EFE/EPA/ABEDIN TAHERKENARE

 

Muchos iraníes se encuentran divididos entre las ansias de un cambio político que ponga fin a la República Islámica y el rechazo a la guerra que vive el país desde que Israel comenzó sus ataques hace 10 días, en los que han muerto ya 430 personas, y en la que ahora ha intervenido también Estados Unidos.

El país persa de 90 millones de habitantes vive su situación más crítica desde la guerra con Irak en los años 80, la capital se encuentra medio vacía por los bombardeos israelíes y el país vive un apagón internacional, pues internet estuvo cortado totalmente durante por más de 60 horas y ahora funciona muy lento y con muchas restricciones.

A ello se suma que Teherán no cuenta con sistemas de alertas ante los ataques ni refugios y los cortes de internet dificultan mantenerse informado, lo que ha provocado el enfado entre muchos vecinos.

Todo ello ha generado sentimientos de estupor, incertidumbre, miedo o confusión, tanto por los ataques israelíes como por la reacción de las autoridades iraníes.

Así muchos iraníes se debaten entre su rechazo a la República Islámica fundada por el ayatolá Ruholá Jomeiní en 1979 y la defensa de su país, mientras que unos pocos creen que la situación puede hacer caer el sistema político y están de acuerdo con ello.

Ni a favor del Jameneí ni de Israel 

“Yo no estoy ni con Jameneí (el líder supremo) ni con Israel, estoy con Irán”, dice Maryan, una joven de 23 años, estudiante de Comercio en la capital.

La joven no se cubre el cabello con el obligatorio velo islámico y no quiere vivir en lo que considera una dictadura que le dice cómo vestir, qué comer y cómo pensar, pero tampoco quiere una guerra ni un eventual gobierno impuesto desde fuera, y sobre todo rechaza los muertos.

“Está muriendo mucha gente que no ha hecho nada”, lamenta.

En términos similares se expresa Mohsen, ingeniero mecánico de 47 años, quien se declara opuesto a la República Islámica, pero rechaza los ataques israelíes y lo que puedan traer en el futuro. «Estoy indignado. Esto no es liberar a Irán, es someterlo”, relata.

“No me gusta el Gobierno, pero prefiero a mis propios líderes que a los estadounidenses o israelíes”, asegura.

El precio a pagar por la libertad

Otra vecina de la capital piensa que quizás esta guerra sea el precio a pagar para obtener la libertad.

“¿Quiero que un país extranjero nos libere con bombas? No. Pero si esta es la única forma de que el régimen se derrumbe tal vez sea un precio que haya que pagar”, apunta Leila, profesora de secundaria de 32 años.

La mujer considera que “la República Islámica ha fallado en todo: economía, libertades, dignidad” y preferiría un cambio desde dentro, algo que no ha ocurrido en 46 años.

“Tengo miedo, pero también siento una especie de alivio”, explica Leila, quien anoche “sintió los temblores” por el ataque estadounidense a la instalación nuclear de Fordó, situada en la ciudad de Qom (centro del país) a unos 150 kilómetros al sudoeste de la capital, y no pudo dormir.

Parvin, profesora de instituto de 43 años, se declara totalmente a favor de los ataques israelíes, cueste lo que cueste: “Si estos ataques sirven para derrocar a la República Islámica estoy a favor”.

Cuando la televisión estatal fue atacada el pasado lunes esta vecina de la capital apunto con su dedo al edificio aún en llamas y afirmó: “esa no es mi televisión, es la de ellos”, dijo en referencia a las autoridades islámicas.

Ante las muertes que provocan los ataques israelíes -430 muertos y 3.500 herido según datos oficiales brindados el sábado por la mañana-, considera que buena parte de ellos son militares o personas del sistema -aunque el Ministerio de Sanidad asegura que la gran mayoría de muertos son civiles- y que el fallecimiento de civiles es admisible.

“Si esto ayuda a la caída del sistema… qué se le va a hacer, en las guerras muere gente”, dice, esta mujer que no ha perdido a nadie cercano en la guerra, y tampoco nadie ha resultado herido en su entorno.

Sin protestas por el momento 

En los últimos años se han multiplicado las protestas contra la República Islámica, como fue el caso de las masivas manifestaciones de 2022 tras la muerte de Mahsa Amini tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico, y que acabaron tras una represión que causó 500 muertos.

También hubo protestas en 2019 y 2017 y el movimiento verde que llevó a cientos de miles de personas a las calles del país en 2009 tras unas elecciones que muchos consideraron poco justas.

Pero desde que comenzó la guerra en la madrugada del 13 de junio no se han producido protestas de ningún tipo hasta ahora, aunque los medios iraníes han mostrado imágenes de personas apoyando a la República Islámica en las calles el pasado viernes.

EFE

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