
La Iglesia católica rusa confía en el papel mediador del papa León XIV a la hora de lograr la paz entre Rusia y Ucrania, aseguró a EFE Kiril Gorbunov, vicario de la Archidiócesis de Moscú.
«La Santa Sede tiene una experiencia diplomática que es históricamente mucho mayor que en la mayoría de países. Por eso, esta es una ocasión única para una actividad mediadora y pacificadora», señaló Gorbunov durante una entrevista en la Catedral de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.
Precisamente, León XIV conversó esta semana por primera vez con el presidente ruso, Vladímir Putin, al que llamó a hacer «un gesto que favorezca la paz» en Ucrania.
León XIV, la esperanza de la paz
Gorbunov destacó que la mediación del Vaticano ya ha dado en más de una ocasión sus «frutos» en materia de canje de prisioneros de guerra, algo que ambos bandos han agradecido.
«Con todo, hablamos de actividad diplomática, que se realiza en gran medida secretamente. Esperamos que sea aprovechada», dijo.
Recuerda que el papa, que habla de paz en cada oportunidad que tiene, «aúna muchas cualidades importantes», ya que es hijo de emigrantes, misionero y pastor.
El vicario se muestra comprensivo con las afirmaciones del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, de que es «un poco extraño» que el mediador entre dos países ortodoxos sea «el papa católico».
«Aquí tampoco debemos exagerar las posibilidades de la Iglesia católica, de la Santa Sede. Sea como sea, estoy seguro de que la contribución será muy significativa», afirmó.
Ser católico en Rusia
Gorbunov admite que ser católico en Rusia -unos 700.000 fieles- en los últimos tres años de guerra «no ha sido fácil», ya que «para la mayoría de rusos nuestra Iglesia está asociada con la cultura occidental».
«En Rusia siempre fue difícil ser católico, como en realidad siempre ocurre con las minorías religiosas», señala y recuerda que hasta el siglo XX un ruso tenía prohibido por ley convertirse al catolicismo y que sólo desde 1991 los creyentes viven realmente en libertad en este país.
De hecho, destaca que la catedral, donde tuvo lugar la entrevista, fue durante tiempos soviéticos un almacén.
Lamenta los estigmas sociopolíticos «que acusan a los católicos de ser agentes de Occidente», cuando la mayoría de los feligreses actualmente «son gente con cultura e historia rusas, que aman su patria y le desean lo mejor».
«Ellos quieren compaginar eso con su pertenencia a una tradición cristiana y católica universal. Y no es una cosa fácil. En Rusia somos muy pocos católicos, menos del 1 % y practicantes aún menos», explica.
Guerras familiares
En la congregación existen muchas familias ruso-ucranianas para las que la guerra causó heridas y provocó divisiones con sus seres queridos.
«Fue muy duro para ellos (…) Y es que hay dos cosas importantes, tu visión del mundo y las divisiones familiares, que marcan la vida de la gente», dijo, en alusión a la guerra civil que estalló en muchos hogares entre los que apoyaban y rechazaban la ‘operación militar especial’ en Ucrania.
Además, algunos feligreses participaron en la guerra como soldados, «alguno murió, otros resultaron heridos», lo que provocó un «gran dolor» e hizo dudar a los afectados sobre el futuro y sobre «si Dios ama al hombre».
«Rusia de nuevo se encuentra en el centro del conflicto entre civilizaciones», dijo y aludió también al agudo antagonismo entre valores occidentales y el tradicionalismo ruso.
Parafraseando al papa Francisco, aseguró que aunque las personas no tengan relación directa con el conflicto, debemos pedir perdón y arrepentirnos «de que de alguna forma hicimos posible tal nivel de hostilidad e intransigencia» entre pueblos hermanos.
«Para mucha gente ahora es muy difícil imaginar cómo se puede perdonar (…), pero aparte de la reconciliación no hay otra opción de futuro», señaló.
El cisma entre el Vaticano y la Iglesia Ortodoxa
El vicario reconoce que las grandes esperanzas que despertó la histórica reunión (2016) en La Habana entre Francisco y el patriarca ortodoxo Kiril «nunca se hicieron realidad».
«Esto demostró que, en realidad, aún no estamos preparados. Ni la Iglesia católica ni la ortodoxa están preparadas para aprovechar los resultados de ese histórico encuentro», dijo.
Aunque el cisma existente desde 1054 aún perdura, cree que el diálogo jerárquico, teológico y a nivel de base existe, y destacó que la elección del nuevo pontífice fue recibida con «gran simpatía» en Rusia.
Pronostica que, aunque ahora parezca algo muy lejano, la visita del papa a Rusia «puede ocurrir en cualquier momento».
«Ha habido muchos ejemplos en diferentes países, cuando la gente albergaba muchos temores ante la visita del papa (…) Y las visitas fueron tremendamente fructíferas para las relaciones entre el Estado y la Iglesia. Estoy seguro de que cuando tenga lugar, será muy importante para Rusia», afirmó. EFE