Eran tiempos mejores en el país cuando los ejecutivos de clase media y sus familias frecuentaban, en la ciudad de Caracas, restaurantes que conformaban un abanico de opciones gastronómicas a la altura de los más famosos del mundo. Podías encontrar comida internacional en Tarzilandia situado a los pies del Ávila; cocina clásica francesa en Hector’s en la avenida Casanova o Lasserre en Los Palos Grandes; especialidad en carnes como Lee Hamilton y El Alazán; pescados y mariscos y cocina vasca en El Barquero y Casa Urrutia; comida italiana en Da Peppino; platillos españoles como en La Cita en la Candelaria; especialidades criollas como en Los Hermanos Álvarez y areperas como El Cañón, en la Rio de Janeiro, y pare de contar. En esa época el ejecutivo que se preciaba tenía una botella de whisky con su nombre, en su restaurant favorito, si no, ¡su locker personal! ¡Que tiempos aquellos!
Hoy en día ir a un restaurante en Venezuela quedó solo para ocasiones especiales. Montar uno nuevo se ha convertido en una empresa de alto riesgo para el que opta por invertir en ello. Según la Cámara Nacional de Restaurantes (CANARES), el 70 % de los nuevos restaurantes cerraran definitivamente en los próximos 30 meses. Mientras que el tiempo promedio de operación de este es de tan solo 5 años. El panorama es desalentador.
De acuerdo con las estadísticas en el país hay unos 13.000 restaurantes o sitios para comer, 90% de ellos son manejados directamente por sus propietarios, el 10% restante son cadenas de franquicias como Arturo’s, McDonald’s, Wendy’s, Churro Manía y otras. Los estados con mayor número de restaurantes son Miranda (la zona al Este de Caracas), Carabobo y Zulia.
En la actualidad muchos están activos en las redes, un 18% tiene su propia página, y presencia preferentemente en: Instagram, Facebook, LinkedIn, X, TikTok y otras.
Es obvio que el ocaso de estos establecimientos es producto directo de la grave crisis económica que desde hace varios años enfrenta el país. Si miramos los datos de la encuesta ENCOVI de Calidad de Vida de la UCAB, tenemos que para 2024 el ingreso medio mensual del 10% de las familias de más alto poder adquisitivo es de apenas 650 dólares, lo que nos permite entender que son muy pocos los que pueden acceder a pagar comidas fuera de casa. En el hogar el problema de las carencias alimenticias se hace obvio, cuando el 41,1% de los encuestados manifiestan que “en su hogar se quedaron sin alimentos”. Igualmente manifiestan que “una de cada cinco personas, manifestó que en su hogar: “algún adulto comió una sola vez al día o dejó de comer durante todo el día”.
Ante tal situación económica ir a un restaurante es sencillamente un lujo impagable para la gran mayoría de la población.
Gerardo Lucas. Economista e Historiador. https//gerardolucas@wordpress.com