La oriunda de San Cristóbal se abre camino entre las mejores manicuristas de Miami, Estados Unidos, con miras a convertirse en una empresaria exitosa.
“Creo que lo más difícil de ser inmigrante es el saber que nunca eres de ese lugar”, reflexionó Génessis Gómez @ng_genessisnails, quien hoy figura entre las manicuristas favoritas de las artistas latinas de Miami.
En #SoyVenezolano le contó a @nandasalas que hace ocho años, en el 2017, llegó a Estados Unidos “con una maleta de sueños que no sabía que iban a quedarse aquí”, pese a que considera por su condición de inmigrante “no soy ni de allá ni de aquí”, sigue labrándose un camino sólido hacia su crecimiento profesional.
Contó que “estos ocho años en Estados Unidos han sido de largo aprendizaje, siempre de ensayo y error, porque no sabemos cómo se llevan las cosas; pero súper agradecida con las personas que han estado a mi alrededor”.
Y, aunque, ha tenido que pasar largas horas de trabajo y sortear algunos desencuentros con la vida, se mantiene positiva y agradecida: “Súper agradecida con lo que Dios me ha puesto en el camino siempre. Súper agradecido hasta donde he llegado”.
Disciplina y amor
Génessis contó que uno de los logros que más la enorgullece es haber podido salir adelante en un país extraño y poder ayudar a su mamá para que estuviera con ella: «Llegué aquí a los 22 años, estudiante de Bioanálisis y venía con la mente de que te tienes que graduar para ser ‘alguien’ y donde mi mamá lo único que me decía ‘lo único que quiero es que me traigas el título a la casa«.
La fuerza de la juventud la empujaba a buscar nuevas oportunidades: “Apenas llegué lo que quería era estudiar, averigüé todas las universidades, todo lo que quería hacer, pero no lo podía hacer porque llegué sola. O sea, con mi novio y ambos teníamos que trabajar para poder pagar las cosas”.
Hasta que encontró lo que le gustaba y que sin darse cuenta era algo que disfrutaba en su país natal, pero que le abrió las puertas en Miami: “El darme la oportunidad de ser manicurista y estudiar eso como una profesión, como lo es aquí, ha sido demasiado gratificante”.
Añadió Génessis: “Es algo que me apasiona desde chiquita, porque cuando estaba en San Cristóbal le hacía las uñas a mi mamá, a mi hermana, yo misma me hacía las uñas. El poder hacerlo aquí como una profesión y que eso es lo que me está haciendo crecer, estoy muy agradecido con eso”.
Un sueño cumplido
Su primer sueño se hizo realidad, al poco tiempo, llevarse a su mamá a Estados Unidos para que estuviera con ella: “Para mí, desde que llegué a este país en mayo, siempre trabajé para traer a mi mamá en diciembre, para que pasara con nosotros las navidades. De lo poquito que ganaba, ahorraba el pasaje y los gastos de mi mamá, para que pudiera pasar aquí diciembre con nosotros, sin yo tener cama ni un apartamento dónde vivir. Vivía en una habitación con un colchón inflable”.
Recordó que con todo lo que “pude trabajar logramos alquilar un apartamento, compramos cama y todo para que mi mamá pudiera llegar a ese apartamento y tenerla, hoy en día aquí a mi lado, es demasiada bendición porque es una gran ayuda para nosotros. Todo ha valido la pena porque es lo que me ha hecho llegar a donde estoy”.
Pero sus sueños siguen creciendo y pretende seguir luchando por ellos: “Este proceso no lo he visto nunca como un sacrificio porque todo ha sido con mucho amor, con constancia y disciplina para poder llegar a donde quiero llegar. Quiero ser una mujer súper exitosa. Ser una empresaria y tener un salón lleno de manicuristas. Voy trabajando pasito a pasito, esa es mi meta”.
Una inmigrante exitosa
Los ojos de Génessis se llenan de lágrimas al recordar Venezuela y asegura que quisiera volver algún día “a la casa de mi mamá, poder abrazar a mi hermana y decirle lo mucho que la he extrañado”.
Y aunque tiene claro que “siempre vas a ser inmigrante, pero me siento muy feliz. Siento que voy por el camino correcto, que voy a llegar a donde quiero y que he sido afortunada, también”.
Por lo que se compromete con ofrecer lo mejor de sí para su clientela y para ella misma, en el futuro: “Amo lo que hago. Todo lo que hago, lo hago con amor«. De mi mesa, nunca no se van ir unas uñas “macheteadas”, siempre todas se van a ir contentas y felices.
Venezuela nunca va a dejar de ser nuestro país. «Venezuela es algo que corre por nuestras venas, cuando vamos a un lugar que se parece a Venezuela, digo ‘indudablemente soy de allá«.