
En caso de que Estados Unidos intervenga en el conflicto entre Israel e Irán, es probable que uno de sus principales objetivos sea degradar o destruir las instalaciones subterráneas de Teherán dedicadas al enriquecimiento de material nuclear.
Por Alex Horton | The Washington Post
Esa tarea recaería, con toda probabilidad, en un reducido número de bombarderos estratégicos de la Fuerza Aérea capaces de lanzar bombas guiadas de precisión de 30.000 libras, diseñadas para destruir objetivos subterráneos.
Esa bomba, la GBU-57, es más conocida como “rompe-búnkeres” o Penetrador Masivo de Artillería (Massive Ordnance Penetrator, MOP).
¿Por qué el MOP es la herramienta adecuada para esta misión?
La respuesta está en su nombre. El MOP está diseñado específicamente para instalaciones profundamente enterradas y fortificadas, como búnkeres y túneles. Su diseño, su peso masivo y su estructura de aleación de acero le permiten penetrar el suelo antes de detonar, según la Fuerza Aérea.
Aunque es el arma convencional más pesada del arsenal estadounidense, no está concebida para dispersar explosivos en áreas amplias. Los comandantes dependen de su precisión guiada por GPS para alcanzar objetivos específicos y altamente protegidos, que las bombas ordinarias no podrían destruir. No hay informes públicos de que el MOP haya sido utilizado en combate, según expertos.

Funcionarios de defensa han indicado que el MOP puede penetrar hasta aproximadamente 60 metros. Sin embargo, probablemente ha mejorado su capacidad tras dos décadas de desarrollo adicional, señaló Trevor Ball, un ex técnico del Ejército especializado en desactivación de explosivos.
Mientras que Israel ha empleado municiones estadounidenses en su campaña aérea sobre Gaza, Líbano e Irán, sus cazas no pueden transportar el MOP. El bombardero furtivo B-2 Spirit es el único avión de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que puede desplegar esta bomba, según ha informado la institución.
Existen 19 B-2 operativos, de acuerdo con la Fuerza Aérea. Aunque viaja a velocidades subsónicas, el B-2 puede repostar en vuelo, lo que le permite cubrir distancias excepcionales. Durante la guerra de Kosovo a finales de los años noventa, pilotos de B-2 realizaron vuelos de ida y vuelta desde su base en Whiteman, Missouri, para atacar objetivos. En 2017, una pareja de B-2 voló 34 horas para bombardear campamentos del Estado Islámico en Libia.
Las mejoras recientes al MOP incluyen la resolución de un problema de “integración” no especificado con el B-2, según indicó la Fuerza Aérea el año pasado. También informó que está probando tecnología que podría ayudar a destruir objetivos cuando se tiene información limitada sobre sus estructuras internas. Un fusible inteligente del MOP puede detectar vacíos en su trayectoria descendente –como habitaciones y pisos– y detonar en el punto más efectivo, explicó Ball.
Esta capacidad sería clave si los comandantes decidieran atacar el mismo objetivo profundo en múltiples ocasiones. No está claro si esta tecnología ya está en uso operativo.
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