Ganó Roland Garros en 2016 y Wimbledon en 2017, fue número uno del mundo y se retiró en 2024 con sólo 30 años. Es embajadora del canal Tennis Channel, que ha empezado a emitir en España, y presenta un programa de entrevistas.
Por: El Mundo
Pregunta: No hay vida más dulce que la vida de una ex deportista.
Respuesta: Al principio da cosica, eh. Desde niña había dedicado toda mi energía a un objetivo y no sabía cómo saldría eso de dejarlo. Pero lo había meditado mucho, ya lo tenía digerido y fue muy bien desde el principio. La gente me preguntaba por qué me retiraba tan joven, pero es que ya no notaba ese fuego sobre la pista. Lo había perdido. ¿Sabes qué es lo primero que hice?
P: Diga.
R: Meter mis maletas en el trastero. Me había pasado años y años con las maletas en la habitación, siempre medio abiertas y con ropa dentro. En cuanto me retiré las bajé al trastero y me propuse estar como mínimo dos meses en casa sin viajar. Hice una compra grande, llené la nevera y empecé a crear un hogar con mi pareja. Sé que es una chorrada, pero sentía la necesidad de estar en casa.
P: ¿Ha vuelto a coger una raqueta?
R: No. Para mí el tenis no era un hobby, no era algo divertido, para mí era un trabajo. Cuando jugaba no pensaba en pasármelo bien, si no en la posición en el saque, en mejorar la derecha, en leer bien las jugadas. Ahora que el tenis ya no es un deber, no pienso en coger una raqueta. Quizá en un par de años ya haya pasado el tiempo suficiente. Ahora estoy probando otros deportes, el golf o el pádel, pero siempre de pachanga. Ni pensar en volver a competir.
P: Se entregó un tiempo a la zumba.
R: Aún hago clases de vez en cuando. También yoga, pilates o sesiones de fuerza, pero todo muy light. Sólo para mantener la línea. El año pasado recibí muchas críticas por mi peso y lo entiendo porque la gente sólo me había visto en competición. Pero cuando te retiras es normal comerte una pizza y que el cuerpo cambie. Ahora he encontrado la estabilidad, un peso en el que estoy cómoda. No voy a volver a mi peso de competición porque la vida no es eso, no puedes vivir siempre como si estuvieras en los Juegos Olímpicos.
P: Agassi escribió que el tenis es más duro que el boxeo porque en el ring al menos puedes tocar al rival.
R: El tenis te exige muchísimo, tienes que valer. No sirve sólo el talento o el físico, desde niño necesitas una personalidad muy particular: que te guste estar solo, que dejes volar tu imaginación, que sepas cómo evadirte. A los 17 o 18 años empiezas a competir en la élite y, si no tienes herramientas, es muy duro. Yo me montaba unas películas en la cabeza… una locura. Me iba hablando todo el rato, sobre todo para no perderme. Hay estudios que dicen que no puedes estar concentrado más de unos minutos y los partidos duran dos o tres horas. A veces me ponía a pensar en qué cenaría esa noche y me costaba volver. Por eso Rafa [Nadal] ganaba tanto, porque siempre estaba presente en la pista.
P: Lo suyo eran los Grand Slam, en los torneos pequeños…
R: Me apagaba, es verdad. Necesitaba estar ante una gran rival, frente a 10.000 personas. Cuando estaba en un escenario así y hacía un día de puta madre, no me dolía nada y me salían las cosas… buf, flotaba, esa sensación no tiene comparación.
P: Recuerdo la segunda ronda de Roland Garros de 2014, una victoria en dos sets ante Serena Williams.
R: Fue un día así. ¿Sabes qué? Nunca he hablado con Serena. Ella era mi ídolo, si pudiera le contaría tantas cosas… Le explicaría cómo la admiraba cuando empecé a jugar en Venezuela. Tengo fe en que un día pasará. Pero cuando estábamos en competición las dos éramos muy reservadas. Yo apenas hice amigas en el circuito porque después me costaba enfrentarme a ellas.
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