Siete palabras —“Estados Unidos entra en guerra con Irán”— bastan para resumir lo que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo este sábado por la noche en Washington, madrugada en Teherán: pulverizar más de cuatro décadas de contención en las tensas relaciones de Estados Unidos con Irán. La decisión de bombardear tres instalaciones nucleares estratégicas de la República Islámica —anunciada, como todas las trascendentales, en la red social propiedad del líder republicano, Truth— no solo introduce a Estados Unidos en una era de incertidumbres en el inestable escenario de Oriente Próximo, también marca un punto de no retorno en la relación de Trump con el intervencionismo en el extranjero.
