Existe gran preocupación entre los venezolanos dentro y fuera del país, dada la incertidumbre del quehacer político, que a más de invisible, tiene un desastroso reflejo en las redes sociales, las que se han convertido en un temeroso dragón disfrazado de luciérnaga empalagosa, que intenta adormecernos con sus mediáticas matrices de opinión ininteligibles y de dudosa veracidad; todo, donde la ignorancia reemplaza la certera visión de la realidad. Es posible que tenga mucha claridad, pero para nosotros se nos hace imposible conocer la verdadera orientación partidista, que permita clarificar el liderazgo opositor que dirige la marcha “hasta el final”, peor aún, que nos permita descifrar el momento de lograrlo y cómo hacerlo.
Lo peor del momentum es la duda que nos acompaña, al no entender si hay la lucha política, si existen líderes que la orientan y si vamos por buen camino. Para quienes sabemos y entendemos de política, nos atormenta la desidia opositora que abandono la unidad, y fragmentada se hizo coparticipe clandestino de los hechos electorales, muchos sin dar la cara y otros, sin hacernos partícipes del interés electoral, es decir, se catapultaron como líderes para el mundo luchando “contra Maduro”, lamentablemente, ese mundo que los ensalza y glorifica calificándolos de héroe y heroínas, no es el mundo que promueve y valora la paz nacionalista, sino que es un mundo que se acrecienta en luchas fratricidas que atosigan.
En nuestra lucha compartida, esa lucha que iniciamos desde que en el pasado siglo convirtió a la política venezolana en un santiamén de inquisidores y de agrupaciones partidistas que se multiplicaron entre buenos y malos, en su lucha por liderar bajo el engaño, no solo dieron al traste con el inicio conquistado el 23E58, sino que encumbraron la mala praxis del engaño opositor distorsionado por el encanto “socialista” y, como hemos dicho, inició el mal que nos atosiga con el minipartidismo que encumbro la politiquería reaccionaria anti todo, que al final, dio paso y campo a la antipolítica, que es el mal que hoy nos aqueja, y que, desde que Chávez, aprovechando esta coyuntura, se empodero del mando presidencial con la extravagancia que bautizó como “Socialismo del Siglo XXI”. Es decir, renació el “rancio militarismo” con un personaje sin formación militar y del que ya hemos hablado bastante y hemos clarificado por etapas que volveremos a exponer en próxima entrega, ya que no queremos desviarnos del meollo del tema de hoy, que como hemos dicho, nos referimos a “la desidia opositora que abandono la unidad, y fragmentada se hizo coparticipe clandestino de los hechos electorales”.
Quisiéramos estar de acuerdo con los connacionales que atacan a “Maduro”, pero como hemos dicho, es un discurso que tal vez tuvo efecto contra el chavismo de Chávez, pero hoy, el chavismo es una organización sin líderes, que la alimentan de fortaleza política para poder definir al enemigo. Quienes atacan este movimiento, lo que hacen es fortalecer su autoestima totalmente deteriorada, solo fortalecida por estos “tontos” actos opositores sin dirección intelectual, esos que permitieron la politización de los militares por el TSJ, creyendo que los militares son la FAN, y no bastando con ello, se dedicaron a atacar a sus mandos indefensos políticamente, llegando al extremo de sugerirles apartarse del mando presidencial y tomar uno de dos caminos, el ataque mediante la fuerza o el abandono de la institución; dos acciones calificadas de delito militar con grandes penas, que condujeron a muchos militares al abandono del cargo y a la deserción.
No podemos olvidar la estrategia de algunos líderes opositores, quienes en la promoción de su liderazgo electoral se dedicaron a medir el nivel de descontento en las FFAN, esperando su intervención como medio sugerente del necesario cambio. También, quienes se dedicaron a desprestigiar a distinguidos mandos con el fin de crear una visión adversa en órganos subalternos. Todas estas estrategias condujeron al rechazo de la institución militar en la política, creyendo que ésta es la organización que soporta el poder político, olvidando la norma constitucional que establece que “es una institución apolítica, obediente y no deliberante, cuyo fin institucional es la defensa militar en resguardo de la soberanía nacional.” En este sentido, el Foro Militar Venezolano ha generado informes muy precisos sobre los problemas institucionales que, sin ser su propósito, han causado distorsiones en el deber institucional; hechos que además de distorsionar la disciplina, han provocado crisis situacionales en la relación FAN-Sociedad, las que se han agravado por el desastroso, impulso de la anti política que ha guiado a los partidos opositores, quienes han desviado el poder unitario, creando más y más divisiones con una pérfida búsqueda de un irracional liderazgo. Han olvidado, que sin UNIDAD, será imposible romper el morbo de la anti política.
Para finalizar, recordamos lo que dijimos al inicio sobre el discurso opositor: “Es posible que tenga mucha claridad, pero a nosotros se nos hace imposible conocer la verdadera orientación partidista, que permita clarificar el liderazgo opositor que dirige la marcha “hasta el final”, peor aún, que nos permita descifrar el momento de lograrlo y cómo hacerlo.