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Omar González MorenoOpinión

El último estertor, por Omar González Moreno

Mientras la flota de la coalición internacional, encabezada por Estados Unidos, surca el Caribe como un escudo contra el narcoterrorismo, Nicolás Maduro -cabecilla del Cartel de los Soles- despliega su «Plan Independencia 200» con frentes de batalla de milicias mal armadas, tropas desentrenadas y una FANB corrompida hasta los tuétanos.

¡Qué patético desafío! No es una defensa soberana, sino un chillido desesperado de un usurpador acorralado, que se acostumbró a llenar sus bolsillos con el sucio negocio de las drogas, mientras reprime al pueblo que lo rechaza en las urnas y las calles.

Imaginemos a jóvenes forzados a empuñar fusiles sin un entrenamiento adecuado, campesinos traicionados por un régimen que trafica su sangre por cocaína, madres que lloran hijos perdidos en la diáspora causada por el hambre de la población.

Maduro, con su gorra de general impostor, activa este circo desde Ciudad Caribia, flanqueado por Padrino López -otro sol del cartel- y el resto de verdugos de la disidencia.

«Estamos preparados para la lucha armada», brama, pero ¿contra quién? ¿Contra la coalición que acecha sus rutas de muerte, con destructores USS y submarinos nucleares? ¿O contra los venezolanos organizados, bajo el liderazgo de María Corina Machado, que están luchando por libertad?

¡Provocación cobarde! En plena ofensiva de Trump —10,000 marines, P-8 Poseidon y aliados como Argentina, Ecuador, Costa Rica, Perú, Trinidad, Guyana, Paraguay, Canadá y la Unión Europea, que han declarado terrorista a su red de Soles— Maduro no defiende la patria, sino su trono de dólares sucios.

Acusado de inundar EEUU, América Latina y Europa con toneladas de muerte, recompensado con 50 millones por su cabeza, él responde con un ejército ficticio de milicias hambrientas, mal entrenadas y peor equipadas.

Es el lamento de un narcoestado agonizante, donde el petróleo se pudre y la droga es el único oro.

Pero el pueblo, ese volcán dormido, no se doblega: sabe que la hora ha llegado, que la verdadera independencia no es un plan de traidores, sino el fin de esta pesadilla.

¡La verdadera Venezuela se levanta! contra el cartel del demonio, contra la tropa de sombras que nos usurpa.

La coalición internacional no es invasora; es el eco de apoyo que se necesita para conquistar la libertad de un país destruido y saqueado por estos narcoterroristas.

¡Maduro y sus cómplices caerán, y la libertad y el progreso llegará!!!

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