Mario Vargas Llosa sabía desde hace casi cinco años que se iba a morir. Los médicos se lo anunciaron en el verano de 2020. Según explica el entorno más cercano del escritor a EL PAÍS, una de las primeras cosas que hizo el premio Nobel de Literatura tras recibir la noticia fue escribir una carta a sus tres hijos: Álvaro, Morgana y Gonzalo. En ella, les hablaba de su enfermedad, una enfermedad grave, en su caso sin cura, pero para la que había tratamientos que podían retrasar el desenlace final. La “tribu”, como se llaman los Vargas Llosa a sí mismos, no tardó en responder a la llamada del pater familias. La carta sirvió para que el padre se uniera todavía más a sus hijos y para que todos olvidaran definitivamente las desavenencias familiares que surgieron en 2015, cuando el autor de obras como La ciudad y los perros y Conversación en La Catedral rompió su matrimonio de 50 años con Patricia Llosa para iniciar una relación con Isabel Preysler.
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