El derrumbe de los mercados en Argentina fue una profecía autocumplida. El Gobierno de Javier Milei agitó durante semanas el temor a una victoria electoral del peronismo que desbaratara el rumbo económico de su gobierno y atribuyó al “riesgo kuka”, por el kirchnerismo, la depreciación del peso durante las semanas de la campaña electoral. La derrota aplastante del mileísmo —por un inesperado margen de 13,5 puntos— desató un lunes negro financiero. El peso abrió en caída libre hasta llegar a los 1.460 pesos por dólar, casi un 6% menos que el pasado viernes. Las acciones de las empresas argentinas en Wall Street se desplomaron hasta un 21% y el riesgo país —el diferencial que paga argentina por sus bonos con respecto a los de Estados Unidos— se disparó por encima de los 1.100 puntos.
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