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martes 17 de junio 2025
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El Partido del Alma: Lo que Alcaraz y Sinner nos enseñaron en Roland GarrosOpiniónpor José Ignacio Gerbasi

El Partido del Alma: Lo que Alcaraz y Sinner nos enseñaron en Roland Garros, por José Ignacio Gerbasi

La vida no pregunta si estamos listos antes de servirnos sus golpes más duros. Como en aquel instante sagrado de Roland Garros – cuando el polvo de arcilla se mezclaba con el sudor de dos gladiadores modernos – comprendimos que estábamos presenciando algo más que tenis: estábamos viendo el espejo de nuestras propias batallas.

Venezuela hoy no es un país, es un quinto set en tie break. Somos ese punto decisivo donde todo duele pero todo importa, donde cada gesto lleva el peso de una historia que se niega a terminar. Alcaraz y Sinner nos mostraron que cuando el cuerpo grita «basta», el espíritu puede susurrar «un poco más». Y ese poco más es siempre la diferencia.

Hubo un momento – usted lo sabe, yo lo sé – cuando el español y el italiano se miraron a través de la red y reconocieron lo mismo: no estaban compitiendo contra el rival, sino contra el fantasma de sus propios límites. Nosotros también. Cada venezolano lleva dentro su propio Roland Garros particular: esa voz que pregunta «¿hasta cuándo?» y el corazón que responde «hasta que sea necesario» o “hasta el final” 

La arcilla de París se convirtió en metáfora pura: cuánto más te esfuerzas, más marcas dejas. Las nuestras no son huellas de zapatillas deportivas, sino de pies descalzos que siguen caminando cuando el asfalto quema. Sinner cayó de rodillas pero se levantó con los ojos llenos de futuro. Alcaraz lloró no por el triunfo, sino por haber descubierto que su límite estaba más allá de donde creía.

¿No es esto exactamente lo que nos pasa? La crisis nos enseña que somos capaces de inventar soluciones que antes no imaginábamos, de resistir presiones que creíamos insoportables, de encontrar belleza en rincones donde antes solo veíamos ruinas.

El tenis – como la vida – es el arte de responder a lo inesperado. El golpe perfecto no existe; existe el golpe que das cuando no puedes más pero das igual. Venezuela está aprendiendo esto a diario: improvisamos comidas pero no perdemos la sazón, reinventamos trabajos pero no la dignidad, sufrimos apagones pero no apagamos la esperanza.

Cuando el sol se ponía sobre París y Alcaraz alzó el trofeo, ambos jugadores ganaron algo más valioso que un título: la certeza de que habían llegado al fondo de sí mismos y encontraron ahí, en ese lugar secreto donde solo van los valientes, la chispa que hace posible lo imposible.

Nosotros también. Cada mañana que amanece en Caracas, Maracaibo o Ciudad Bolívar es una bola que viene a nuestro lado de la cancha. Podemos dejarla pasar o devolverla con toda el alma. La grandeza no está en ganar siempre, sino en jugar siempre – incluso cuando sabes que el partido está cuesta arriba.

Porque al final, cuando el marcador de la vida se apague, no nos preguntarán «¿ganaste?» sino «¿cómo jugaste?». Y querremos poder decir: «Jugué cada punto como si fuera el último. Caí, pero me levanté. Perdí sets, pero no la fe. Y cuando ya no podía más, jugué un poco más».

Esa es la lección eterna de Roland Garros: que somos más fuertes de lo que creemos, más resistentes de lo que imaginamos, y más capaces de lo que nadie nos dijo. Venezuela no necesita milagros – ya los estamos haciendo cada día. Solo necesita recordar lo que estos dos muchachos con raquetas nos demostraron: que el verdadero campeón no es el que no cae, sino el que cada vez que cae, se levanta con más amor por el juego.

El partido continúa. Nuestra pelota. Nuestro saque. Nuestra historia.

Gracias a Dios por permitirmos ser testigos de un espectáculo tan grandioso, donde cada punto, cada set, fue una lección de vida. Un recordatorio de que, no importa cuán difícil sea el camino, siempre podemos encontrar la fuerza para seguir adelante. Que este partido, como la vida misma, nos inspire a levantarnos, a seguir luchando y a vivir con pasión, coraje y determinación. ¡Gracias, Dios por darnos la oportunidad de aprender, crecer y vivir con la fortaleza de los campeones! 

Vamos por más..

@jgerbasi

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