
El último mensaje que Miguel Moreno Dapena le envió a su familia fue al caer la noche del jueves 19 de junio. Estaba a bordo del buque N35, atracado en el puerto de Guamache, en la Isla Margarita de Venezuela. Cuatro días atrás, su embarcación había sido custodiada hasta ese punto por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), que la había interceptado en aguas de la zona económica exclusiva de Venezuela, según las autoridades de ese país.
Por Sebastián Forero| El País
Moreno, de 34 años, iba en el buque, junto a otros ocho tripulantes, dedicado a buscar bajo el mar restos de barcos naufragados en la II Guerra Mundial. En el mensaje, avisaba a su familia que los oficiales los bajarían de la embarcación para llevarlos a declarar. Pero, desde entonces, sus familiares no han vuelto a saber nada de él ni de su paradero.
La travesía de Moreno había empezado casi dos meses antes. Estaba en Países Bajos, poniendo a punto la embarcación para navegar en busca de pecios, una labor a la que se dedica desde 2023 en ese buque capitaneado por un ciudadano holandés. Antes de decidir pasar la mitad del año embarcado, era redactor del diario canario La Provincia y antes había pasado por el diario económico Expansión y el deportivo Sport. El 5 de mayo, después de una escala en Las Palmas de Gran Canaria, el buque partió mar adentro.

Desde el 28 de mayo siguiente, la embarcación, de bandera panameña, fue detectada por la armada venezolana en aguas de ese país, según anunciaría después un comandante de ese cuerpo en un reporte oficial. Después de 12 días de observación, la FANB determinó que el barco presentaba un patrón consistente con labores de un estudio de investigación científica y de exploración marina y submarina. Por eso, el 11 de junio, a 44 millas náuticas (unos 81 kilómetros) de la línea de base recta con proyección del estado venezolano Delta Amacuro, la armada de ese país hizo aproximación al N35 y procedieron a abordarlo.
La FANB informó a la tripulación de que quedaban en custodia preventiva y les ordenó alistarlo para inspeccionarlo en el puerto de Guamache, al que llegaron el 15 de junio. Durante esos días, Moreno continuó en comunicación con su familia y no reportó ninguna hostilidad de parte de los oficiales. El mismo jueves 19 en que dejó de comunicarse, había contado que les habían permitido bajar del barco, hacer algo de compra y volver a subir. Hasta el momento, su última conexión por WhatsApp se registra pasadas las cuatro de la tarde de ese día, hora venezolana (casi madrugada del 20 de junio en hora peninsular española).
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