
Hostigamiento, persecución y detenciones forzadas. Más allá de un arbitraje polémico, la final del campeonato de apertura del fútbol venezolano ha dejado al descubierto, una vez más, los abusos que comete el chavismo, que no sólo ha asaltado varios de los clubes más importantes del país, sino que hace negocios y lava el dinero ilegal en su interior. Los últimos damnificados son una treintena de hinchas del Deportivo Táchira, el equipo que disputó el domingo la final contra la Universidad Central de Venezuela Fútbol Club (UCV), el mismo que se hizo famoso durante la disputa de la última Copa Libertadores por la identidad de su verdadero dueño, el famoso coronel y torturador Alexander Granko Arteaga.
Por: El Mundo
El calvario comenzó en este ocasión en el viaje de ida hacia Caracas, unos 800 kilómetros para desplazarse desde San Cristóbal, capital del estado fronterizo de Táchira, históricamente uno de los territorios más antichavistas del país. Los más de 20 autobuses de hinchas aurinegros se toparon con las alcabalas (puntos de control de guardias nacionales, policías y militares), empeñados en ralentizar al máximo el viaje. El afán fue tal que la Policía Nacional Bolivariana (PNB) no dudó incluso en bloquear la autopista para que los seguidores del Deportivo Táchira no llegaran a tiempo a la final.
Este tipo de persecución y peleas son habituales en el fútbol venezolano, no es la primera vez que le sucede al equipo aurinegro. Sus hinchas recuerdan las emboscadas propinadas en otros duelos contra Zamora FC, el equipo de Barinas, la cuna de la revolución, que estuvo en manos de familiares de Hugo Chávez y del ex ministro Pedro Carreño.
«Esta historia es distinta, porque una vez que la hinchada emprende el camino de vuelta a casa, la caravana se dispersa. Un grupo rezagado estaba en Maracay (a 120 kilómetros de Caracas) para comer y dormir. Según los testigos, un grupo de policías los interceptó, les dijeron que iban a llevarlos a una requisa en Maracay y luego serían liberados. Los subieron a todos al bus, también unos policías, y el bus se dirige hacia Caracas, no a Maracay. La mayoría fue llevada al comando policial de Maripérez pero también al Helicoide (la cárcel de presos políticos conocida como uno de los mayores centros de tortura de América Latina).
«¿Algún delito? Ninguno»
«Entiendo que en el contexto de tensión política dentro del chavismo, probablemente fue un grupo de policías buscando ganarse un favor con Granko, que mientras patrullaban vieron las franelas (camisetas) de Táchira, hinchas comunes que no eran barras bravas, gente muy sana de la hinchada, incluso mujeres y niños estaban presentes. Así que probablemente los entregaron para buscar un premio», relató a EL MUNDO César Báez, politólogo y productor de Reason TV.
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