
En la superficie de internet –frente a la mirada de todos- se propaga una epidemia de aplicaciones comerciales que recurren a la Inteligencia Artificial (IA) para generar imágenes de desnudos no consentidos. Aunque algunos gobiernos impulsan medidas legales para bajar sus persianas, millones de personas siguen accediendo a estos surtidores y sus promotores obtienen ganancias millonarias.
Por: Clarín
El contenido explícito generado por estas plataformas de deepfake, al que desde lo jurídico se las denomina como abuso de imágenes íntimas no consensual (AIIC), se transformó en una forma creciente y sofisticada de violencia digital.
Este fenómeno, considerado como un daño colateral de los avances de IA generativa, dio lugar a un ecosistema oscuro compuesto por sitios web de “nudificación”, algoritmos y bots diseñados para producir imágenes artificiales sin el consentimiento de las víctimas.
Estas tomas explícitas, antes reservadas a quienes poseían conocimientos técnicos avanzados, hoy están al alcance de cualquiera gracias a plataformas que automatizan estos procesos. En unos pocos clics, modifican la ropa, la forma del cuerpo o la pose y generan contenido sexual con una facilidad inquietante.
Qué es la “nudificación”
Desde comienzos de este año, la publicidad de plataformas que ofrecen desnudos generados por IA se incrementó un 2.400%, según un estudio de la Universidad de Florida. Estas campañas suelen difundirse a través de las principales redes sociales, donde estos sitios promocionan sus servicios con el objetivo de atraer nuevos clientes.
«Estas imágenes representan un paradigma radicalmente diferente a las creadas con Photoshop. La IA generativa facilita, agiliza y hace más realista su gestación», explica Kevin Butler, PhD del departamento de ciencias de la computación de la Universidad de Florida.
Y agrega: «Las imágenes sintéticas tienen la capacidad de causar daño. Esto constituye una forma de abuso sexual contra el sujeto que, por definición, se representa sin consentimiento».
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