La problemática relación entre Estados Unidos y China se enfrenta a un nuevo punto de inflexión el martes, cuando se cumplen los 90 días de tregua arancelaria, mientras la Administración Trump intenta reorientar una relación esencial para la economía estadounidense y que se enfrenta a complejos equilibrios, como la competencia entre semiconductores, la hegemonía en inteligencia artificial (IA) o la relación con la Rusia de Vladímir Putin.
A falta de dos días para que expire la actual tregua comercial entre China y EE.UU., las dos economías más grandes del mundo todavía no han llegado a un acuerdo definitivo sobre los aranceles, aunque Washington no descarta que la pausa se extienda para seguir negociando.
Hace una semana el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, dijo que tras varias rondas de negociaciones en Europa, las dos grandes economías mundiales tienen un «principio de acuerdo» para evitar unos aranceles históricos que desvincularían a dos economías que hasta ahora dependen mutuamente de su relación comercial: Estados Unidos por su gran apetito consumista y China para mantener su músculo exportador.
En mayo, las dos partes pactaron en Ginebra la actual tregua que expira este próximo martes, la cual fijaba una reducción de 115 puntos porcentuales en las tasas que se habían cruzado desde principios de abril y que se tradujeron en un embargo comercial ‘de facto’ entre las dos mayores potencias económicas del mundo.
Las dos partes mantuvieron a finales de julio sus últimas conversaciones, en Estocolmo, donde mostraron su voluntad de seguir priorizando el diálogo sobre la escalada en una guerra comercial que llegó a amenazar con desordenar las cadenas de suministro y sacudir los mercados.
Las últimas reuniones se saldaron con declaraciones de buenas intenciones, si bien el representante comercial estadounidense, Jamieson Greer, advirtió de que los aranceles sobre las importaciones chinas podrían rondar el 80 % u 85 % si no se llegaba a un acuerdo para corregir el actual desequilibrio comercial entre ambos países y la «sobrecapacidad» exportadora de Pekín.
No obstante, el propio Greer aseguró, después en una entrevista en la cadena CBS, que las dos partes están «trabajando» para extender la tregua mientras que el secretario de Comercio, Howard Lutnick, señaló que es posible otra pausa «de unos 90 días» más.
El fentanilo y el petróleo ruso
El encuentro en la capital sueca siguió al mantenido en Ginebra, a otro en Londres y a la conversación telefónica que mantuvieron en junio Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, para limar asperezas.
EE.UU. había llegado a imponer aranceles del 145 % a los productos chinos, mientras que Pekín elevó al 125 % los suyos sobre los estadounidenses, si bien después Washington bajó los gravámenes al 30 % y China al 10 %.
No obstante, el ministro de Comercio chino, Wang Wentao, reveló recientemente que el nivel de aranceles impuesto actualmente por EE.UU. contra su país es del 53,6 %, «uno de los más altos del mundo», desglosando las tasas en un 10 % de base, un 20 % por la producción en China de precursores químicos usados para fabricar el fentanilo que se vende en EE.UU. y otro 23,6 % adicional por gravámenes ya existentes.
La reunión de Londres en junio se saldó con la aprobación, por parte de Pekín, de solicitudes de exportación sobre las tierras raras. Estados Unidos, por su parte, canceló algunas de las «medidas restrictivas» que había impuesto a China, como los controles a la exportación de chips.
Según los analistas, Washington espera todavía garantías o un acceso menos limitado a esos materiales clave -China controla el 70 % de su producción mundial y casi el 90 % de los imanes de alto rendimiento-, con los que Xi ha logrado hacer palanca para limitar la capacidad de Trump de tomar medidas más contundentes contra Pekín.
También ha entrado en escena una hipotética sanción a Pekín por importar petróleo de Rusia ante la negativa del Kremlin a detener la guerra en Ucrania, algo que haría descarrilar las negociaciones.
El país asiático defiende su derecho a mantener relaciones normales con el resto de sus socios comerciales y rechaza la presión de Trump, que el viernes mantendrá una histórica reunión con Putin en Alaska que determinaría el rompecabezas de disputas entre grandes potencias. EFE