
En una de las prácticas más controvertidas de la nueva era del FBI bajo el gobierno de Donald Trump, la agencia ha comenzado a utilizar pruebas de polígrafo no sólo para investigar filtraciones o accesos indebidos a información clasificada, sino también para sondear la lealtad política de sus propios funcionarios.
Por El Español
Según reveló el New York Times, decenas de altos cargos han sido interrogados con preguntas tan directas como si han dicho algo negativo sobre Kash Patel, actual director del Buró Federal de Investigaciones y uno de los aliados más cercanos del presidente.
La medida forma parte de una campaña más amplia contra las filtraciones a la prensa y refleja, al mismo tiempo, la extrema sensibilidad del director respecto a su imagen pública.
Patel, que no es agente de carrera, solicitó incluso portar un arma reglamentaria, una decisión inusual que generó tensiones internas. La agencia usó el polígrafo para tratar de descubrir quién filtró esa información a los medios.
Exagentes consultados por el diario neoyorquino califican estas maniobras como una “caza de brujas” impropia de una institución cuya misión debería estar guiada por la Constitución y no por lealtades personales.
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