El régimen de Nicolás Maduro exhibió con fanfarria, el 5 de julio de 2022, drones de combate iraníes ensamblados en Venezuela por la Empresa Aeronáutica Nacional, S.A. (Eansa), filial de Conviasa, en un desfile militar que buscó proyectar poderío frente a un país sumido en crisis.
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La presentación, transmitida en cadena nacional, dejó en evidencia la dependencia del chavismo de Irán, un aliado cuestionado por la oposición por comprometer la soberanía venezolana.
“Se presenta ante ustedes el poder aeroespacial, encabezado por el grupo aéreo de inteligencia, vigilancia y reconocimiento electrónico Generalísimo Francisco de Miranda N° 8, con los sistemas aéreos no tripulados de diseño y fabricación nacional”, alardeó el narrador oficial. Sin embargo, los drones Antonio José de Sucre-100 (ANSU-100), basados en los iraníes Mohajer-2, y modernizados en Venezuela, revelan la subordinación tecnológica al régimen de los ayatolás, con capacidades de “observación, reconocimiento y ataque, con capacidad antitanque y antipersonal”.
El desfile también mostró el dron Antonio José de Sucre-200 (ANSU-200), presentado como diseño “autóctono” pero con claro soporte iraní. “Ala voladora, velocidad, alto sigilo y capacidad de observación, reconocimiento, ataque, caza antidrones y supresión de defensa aérea enemiga”, detalló el narrador, inflando un supuesto avance militar mientras el país enfrenta carencias básicas.
Además de los drones, el régimen exhibió lanzadores de cohetes iraníes Fadjr-1 de 107 mm sobre vehículos Tiuna y lanchas rápidas. Esta demostración de fuerza, realizada hace casi tres años, sigue alimentando críticas opositoras que acusan a Maduro de priorizar alianzas geopolíticas que amenazan a la región.
