
Especialistas de informática en una universidad en el norte de Inglaterra están estudiando las imágenes de un cadáver para intentar resolver un misterio que ha intrigado a Medio Oriente durante casi 50 años.
Por: BBC
«¿Así es como se ve ahora?», pregunta dubitativo el profesor Hassan Ugail de la Universidad de Bradford.
La foto digitalizada corresponde a una cara putrefacta que va a ser pasada por un algoritmo especial para nuestra investigación de la BBC.
La foto original fue tomada por un periodista que vio el cuerpo en una morgue secreta en Trípoli, la capital de Libia, en 2011. Le dijeron que podía tratarse del carismático líder Musa al-Sadr, que desapareció en Libia en 1978.
La desaparición de Sadr ha generado incontables teorías de la conspiración. Unos creen que fue asesinado, mientras otros afirman que sigue vivo y retenido en algún lugar de Libia.
Para sus acérrimos seguidores, su desaparición posee el mismo nivel de intriga que el asesinato en 1963 del presidente estadounidense John F. Kennedy. Tal es la sensibilidad de nuestra larga investigación que mis colegas del Servicio Mundial de la BBC y yo fuimos detenidos en Libia durante varios días.
Las emociones se desbocan porque Sadr es venerado por sus seguidores, tanto por su reputación política al haber abogado en defensa de los otrora marginados musulmanes chiitas en su natal Líbano, como por ser un gran líder religioso.
Sus adeptos le otorgaron el título de imán, un honor inusual para un clérigo chiita vivo y uno que le fue conferido por su labor en nombre de la comunidad chiita.
Su misteriosa desaparición aumentó su poder emotivo porque se hace eco del destino -según la principal rama del islam chiita, conocida como chiismo duodecimo, por el duodécimo imán «oculto», que desapareció en el siglo IX. Sus seguidores creen que el 12o imán no murió y regresará al final de los tiempos a traer justicia sobre la Tierra.
También se arguye que la desaparición de Sadr cambió el destino de la región política, religiosa y étnicamente más volátil del mundo: Medio Oriente. Algunos creen que el clérigo iranolibanés estaba a punto de usar su influencia para llevar a Irán -y por consiguiente, la región- en una dirección más moderada cuando desapareció en la víspera de la Revolución iraní.
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