
“Ni, a pesar de su riqueza fabulosa, sus 60 criados y sus botellas de champagne de 300, nunca les brindó a sus sobrinas los artículos más básicos. Hasta 2002, la familia real ni siquiera le proveyó a Katherine su propia ropa interior”, escribió Norman Baker en su libro sobre la familia real británica titulado And What Do You Do? (¿Y usted a qué se dedica?). La historia de las primas ocultas de la Reina Isabel II —Nerissa y Katherine Bowes-Lyon—, internadas en un hospital psiquiátrico y dadas por muertas en los registros oficiales, salió a la luz en 1987, cuando la prensa sensacionalista británica denunció el caso y mostró el lado más oscuro de la monarquía.
Por infobae.com
En 1987, The Sun tituló en la portada: “Prima de la Reina encerrada en un manicomio”, junto a la fotografía de una anciana desaliñada, Katherine. El tabloide reveló que ambas mujeres, primas hermanas de la Reina Isabel II, figuraban desde hacía muchos años como fallecidas en el libro Burke’s Peerage, la referencia genealógica de la aristocracia británica e irlandesa desde 1826. Sin embargo, la realidad era distinta: Nerissa había muerto en 1986 – apenas un año antes de la publicación-, mientras que Katherine seguía viva y lo estaría hasta 2014. El escándalo se agravó al conocerse que las hermanas habían sido internadas en 1941 en el Hospital Real de Earlswood para personas con discapacidad intelectual, y que, según la prensa, vivieron en condiciones precarias, sin visitas ni regalos de cumpleaños o Navidad.
El silencio del palacio de Buckingham alimentó la sospecha de que la familia real había ocultado a las primas para impedir cualquier asociación entre la nobleza y la enfermedad mental. Las hermanas eran hijas de John Herbert Bowes-Lyon, hermano de la Reina Madre, Isabel Bowes-Lyon, quien se convirtió en reina consorte tras la abdicación de Eduardo VIII en 1936. John Herbert se casó con Fenella Hepburn-Stuart-Forbes-Trefusis, y se sospecha que por la rama materna existía un factor genético que afectó la salud de sus hijas, ya que la hermana de Fenella, Harriet, también tuvo tres hijas con discapacidades similares.
La primogénita de John y Fenella, Patricia (1916-1917), falleció antes de cumplir un año; después nacieron Anne (1917-1980), Nerissa (1919-1986), Diana (1923-1986) y Katherine (1926-2014). Mientras Anne y Diana llevaron vida de aristócratas, Nerissa fue marginada desde la infancia: no fue invitada siquiera a la boda de su tía Isabel (1923) con el príncipe Alberto, duque de York, futuro Jorge VI, pese a tener ya cuatro años. Katherine, la menor, nació pocos meses después que su prima, la futura Isabel II. Ambas compartían abuelos: Claude y Nina Bowes-Lyon, condes de Strathmore y Kinghorne.
El libro de Norman Baker, ex miembro de la Cámara de los Comunes y del Consejo Privado de la reina, que documenta el drama vivido por Nerissa y Katherine, asegura que las chicas “fueron despachadas un día oscuro de 1941 a un asilo para personas con dificultades de aprendizaje, un establecimiento lúgubre que había abierto en 1853 como el Asilo Nacional para Idiotas”, según la terminología de la época. El autor subrayó que nunca se explicó por qué ni por orden de quién se decidió internar a las hermanas, de 22 y 15 años, en ese momento y lugar.
Burke’s Peerage consignó la muerte de Nerissa en 1940, antes de que ingresara en el hospital, y la de Katherine en 1961, aunque ambas fechas eran falsas. El escándalo de 1987 llevó a Lord Clinton a defender a su tía Fenella, sugiriendo que los errores en los formularios de Burke’s Peerage podían deberse a imprecisiones de ella, no a una intención deliberada de ocultar a las hijas. Baker, tras consultar a uno de los editores, Harold Brooks-Baker, explicó: “Cualquier información que nos da la familia real se acepta, aun si tenemos pruebas de lo contrario”. En 1996, Katherine y su prima Idonea —hija de Harriet y también internada en Earlswood—, únicas sobrevivientes de la familia real en la institución, fueron trasladadas al hospicio Ketwin House, también en Surrey, que cerró en 2001, lo que motivó un nuevo traslado. El antiguo edificio de Earlswood se transformó en apartamentos de lujo.
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