Hay un balcón en Argentina que el peronismo ya considera casi tan imprescindible como el de la Casa Rosada, escenario de los discursos que Juan Domingo Perón daba a la multitud reunida en la Plaza de Mayo. Queda en un barrio de clase media baja, en el segundo piso de un edificio centenario de estilo francés. Se lo ve en buen estado, aunque algo triste, vacío como está de flores y plantas. Pero es la única posibilidad de recibir el sol para Cristina Kirchner, presa en ese departamento desde el martes por una condena a seis años de cárcel por corrupción.
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