Hace una semana, un auto fue interceptado por cuatro sicarios en el distrito limeño de La Victoria. Los delincuentes dispararon a mansalva, alrededor de sesenta balazos. El chofer murió en el acto mientras que la pasajera, sentada en el asiento trasero, todavía tenía signos vitales a pesar de haber recibido impactos en la cabeza, la espalda y los brazos. La muchacha fue conducida a la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital 2 de Mayo, donde murió el pasado martes luego de una larga agonía. En un inicio se pensó que era un caso más de sicariato; un taxista que se resiste a pagar cupo o extorsión y sufre las consecuencias, pero la muerte de Andrea Vidal Gómez ha remecido a la institución que se encarga de elaborar leyes en favor de la ciudadanía.