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martes 17 de junio 2025
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Doctrina de salud dominante en Venezuela. Parte II: entre el espejismo económico y la decepción políticaOpiniónpor Abraham Sequeda

Doctrina de salud dominante en Venezuela. Parte II: entre el espejismo económico y la decepción política, por Abraham Sequeda

Durante el siglo XX se estableció una clara división en el modelo de salud venezolano, influenciada por eventos internacionales y realidades nacionales. La Segunda Guerra Mundial, el nacimiento de las Naciones Unidas y la creación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sentaron las bases para una cooperación global en salud que tendría influencia en Venezuela. 

Estos hitos internacionales, sumados a las particularidades económicas y políticas del país, delinearon un «antes y un después» en la doctrina de salud nacional.

Antes de continuar, es necesario hacer una aclaratoria (sobre la primera parte de esta serie de artículos), que el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) entró en vigor el 3 de enero de 1976. Posteriormente, el 24 de septiembre de 2013, se sumó el Protocolo Facultativo al PIDESC, que estableció un mecanismo para que los individuos puedan presentar denuncias por violaciones de estos derechos ante el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU.

En el contexto venezolano, el modelo de salud se desarrolló en dos fases principales: una que prevaleció hasta 1950 y otra que se extendió hasta finales de siglo. Esta evolución estuvo impulsada por dos razones fundamentales, la primera de ellas, por los cambios políticos que generaron la redacción de una nueva constitución nacional, como son los casos de los años 1936, 1947, 1953, 1961 y 1999.

La otra razón fundamental, se debió al impacto del brusco aumento de los ingresos nacionales, en un primer momento por el propio descubrimiento de un nuevo recurso natural en tierras venezolanas: el petróleo; además del inicio de la explotación petrolera a gran escala desde el año 1914. Más adelante, en la década de 1970 a 1980, un auge adicional, debido a los precios exorbitantes y nivel alto de producción del petróleo.

En 1936, tras la dictadura de Juan Vicente Gómez, el gobierno de Eleazar López Contreras impulsó una renovación institucional. Aunque la salud no se concebía aún como un derecho constitucional, se creó el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, con un enfoque integral que abarcaba desde la sanidad local hasta la asistencia social, y se promovieron las escuelas de enfermería. Así, se sentaron las bases políticas e institucionales para un estado con visión de salud pública.

En 1947, impregnada Venezuela por el inicio de su etapa Democrática y las transformaciones mundiales, la salud se concibió como una responsabilidad hacia las personas que debía ser garantizada; pero aún no, como un derecho propiamente dicho. Ahora, el Estado debería velar por el mantenimiento de la salud pública, proteger a los habitantes de riesgos, el deber de proveerles la salud con planes de prevención, protección de la familia y una intervención en las actividades económicas que podían contrariar o poner en riesgo estas bases sanitaristas.

En contraste, la constitución de1953 tuvo un perfil predominante en la salud venezolana, que se centró en el establecimiento de modelos de infraestructura dirigidos a la sanidad pública y la higiene, no se concibe a la salud como un derecho claramente escrito, ni una obligación garantizarla.

Con los avances científicos, tecnológicos y farmacéuticos, la adecuación a nivel mundial para mayores beneficios a los seres humanos con una visión global en salud, fue entonces, que el diseño de estructuras para el alcance de estas metas se adoptó en Venezuela a medida que se iniciaba la segunda mitad de ese siglo XX.

No obstante, en la Constitución de 1961, la salud no se consolidaba como un derecho fundamental y una obligación del Estado proveerlo, más bien, su artículo 76 establece que “todos tienen derecho a la protección de la salud”, y las autoridades tienen la obligación de velar por el mantenimiento de la salud pública y proveer medios de prevención y asistencia a quienes carezcan de ellos.

El concepto de la salud como un derecho garantizado y gratuito por el Estado, aunque prometedor en teoría durante los años 60, 70 y 80, resultó extremadamente costoso de implementar en la práctica; más aún cuando la forma de financiamiento no estaba del todo clara. Solo los elevados ingresos petroleros pudieron sostenerlo por un tiempo. Durante el auge petrolero, Venezuela logró niveles significativos de cobertura en salud, reflejados en la atención médica, planes preventivos, control de enfermedades (la malariología) y mejoras en la alimentación. Sin embargo, la sostenibilidad de este modelo nunca fue discutida.

Con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, la salud se estableció como un derecho social fundamental que el Estado debe garantizar. Se buscaron promover políticas para el acceso universal a los servicios de salud, a través de instituciones estatales en convivencia con una red privada de asistencia médica.

Hacia finales del siglo XX, la situación del sistema de salud comenzó a deteriorarse. Con la Constitución de 1999, se asumió la total responsabilidad del Estado a través del llamado Sistema Público Nacional de Salud; sin embargo, la ley que lo regiría, aunque escrita y aprobada en primera discusión en la Asamblea Nacional, nunca fue sancionada ni ejecutada como tal. Un elemento paradójico, es que a partir del año 2003, fueron incrementándose los precios petroleros (petróleo venezolano), alcanzando un máximo promedio en 2008 de 129,54 dólares estadounidenses por barril y otro pico en el año 2012 de 103,42 US$/barril.

A lo largo de este recorrido, se percibe cómo elementos tanto internos como externos al país han moldeado la salud en Venezuela hasta la actualidad. Pero, ¿cuál es la realidad de la estructura sanitaria y las políticas públicas de salud en Venezuela hoy? ¿Existe una garantía real y planificada de los servicios de salud? ¿Pueden los venezolanos sentirse seguros y satisfechos con su sistema de salud? ¿Existe algo cercano a un sistema eficiente, accesible, asequible y de calidad?

En futuros análisis, se profundizará sobre los desafíos subyacentes a los esfuerzos por mejorar en el país la salud según su amplio concepto, explorando la dicotomía entre el espíritu de las leyes y la intención real, así como la complejidad y la pobreza a veces, de los mecanismos de control político y las contradicciones en la economía.

@abrahamsequeda

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