A pesar de los avances tecnológicos, el fondo marino sigue siendo uno de los territorios más inexplorados del planeta, con más del 80% de su extensión aún sin cartografiar. Este vasto y oscuro ecosistema ha alimentado durante siglos mitos y leyendas, desde monstruos marinos capaces de devorar barcos hasta civilizaciones perdidas como la Atlántida.
Por larazon.es
Sin embargo, más allá de la ficción, los científicos continúan descubriendo especies sorprendentes adaptadas a condiciones extremas de presión, oscuridad y frío, como los peces abisales bioluminiscentes o los gusanos tubulares que viven cerca de fuentes hidrotermales. Estos hallazgos refuerzan la idea de que el océano profundo no solo guarda secretos ancestrales, sino también claves esenciales para comprender la vida en la Tierra. Uno de los casos más representativos sobre los misterios que entraña el fondo marino es el pez diablo negro hallado en Tenerife. Pese a que en imágenes parecía realmente grande e intimidante, cuando los investigadores lo sacaron del agua la realidad es que no ocupaba más de una palma de longitud.
Esto significa que en realidad el juego entre la percepción, la perspectiva y la materialidad cobra un papel fundamental en todo lo relativo al mar. El caso que hoy nos concierne involucra a una de las criaturas más temidas del océano, el depredador por excelencia. Este tiburón ha generado una gran repercusión sobre el mundo científico y biológico pero también sobre el público general que ha quedado anonadado al conocer la noticia. No obstante, mientras que la impresión de los aficionados se centra en las cualidades tan grandes del animal, los investigadores han puesto el foco de su atención en un factor más importante. El tiburón, de nombre «Contender», ha sido avistado en áreas donde no suelen encontrarse ejemplares de su especie.
«Contender»: el tiburón blanco más grande del mundo
«Contender» es un verdadero monstruo marino que cuenta con una longitud de 4,191 metros y un peso aproximado de 749,34 kilogramos. El primer registro de este animal corre a cargo de la organización de investigación OCEARCH, y tuvo lugar cerca de la costa de Georgia. Desde entonces se le ha seguido la pista para observar porque aguas se desplazaba. Es así como se descubrió su ruta pariendo de Florida hasta Carolina del Norte. Según las últimas investigaciones se ha demostrado que la región del Atlántico Norte es crucial para la migración de estos depredadores marinos gigantes.
Los tiburones blancos poseen una mandíbula capaz de ejercer una presión de hasta 1.8 toneladas por centímetro cuadrado. Su agudo sentido del olfato le permite detectar una gota de sangre a kilómetros de distancia, y sus electrorreceptores captan las señales eléctricas emitidas por otros seres vivos. Pese a la imagen que se tiene en el imaginario colectivo, diversos studios científicos revelan que los ataques a humanos son extremadamente raros y, en la mayoría de los casos, resultado de una confusión. Esta especie, actualmente en situación vulnerable, cumple un rol vital en el equilibrio de los ecosistemas marinos. De esta suerte, la pervivencia de «Contender» es crucial para entender más sobre esta especie.
Monitorización en tiempo real de sus movimientos
Los investigadores a cargo de la operación han instalado en el tiburón un mecanismo para localizar en todo momento su posición. Este artilugio recibe el nombre de SPOT y a través de él, los profesionales han monoritorizado la trayectoria en directo del animal. Por medio de las rutas que tome y las muestras biológicas recogidas, el ser humano podrá conocer mucha más información. Uno de los últimos registros ubican a Contender en la costa de Massachusetts, en una zona entre Nantucket y Georges Bank, además de su vuelta a Carolina del Norte.