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viernes 20 de junio 2025
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¿Cómo puede Israel mantener abiertos tantos frentes de guerra?

EFE

Gaza, Líbano, Siria, Yemen y ahora Irán.

Israel mantiene nada menos que cinco frentes de guerra abiertos a la vez, con un elevadísimo costo militar, económico y social.

Desde que el 7 de octubre de 2023 Hamás atacara desde Gaza el sur de Israel y la respuesta del gobierno que lidera Benjamin Netanyahu desembocara en una guerra en el territorio palestino que dura hasta hoy, el ejército israelí ha ido estirando sus recursos con nuevos conflictos en la región.

Primero respondió a los ataques que la milicia libanesa Hezbolá lanzaba contra el norte de Israel en represalia por los ataques en Gaza. En poco tiempo, la respuesta israelí escaló para convertirse en una guerra abierta que descabezó y debilitó al grupo islamista.

También respondió a los ataques que los hutíes de Yemen han llevado a cabo desde el inicio de la ofensiva israelí de Gaza. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han bombardeado puertos, ciudades e instalaciones en el territorio de esta milicia chiita que controla un tercio del país.

Con la caída del régimen de Bashar al Assad en Siria Israel vio también la oportunidad de hacerse con parte del territorio sirio para ampliar la zona que controla en los Altos del Golán. Aprovechó, además, para minar la infraestructura militar siria con bombardeos a instalaciones del ejército. Desde entonces, ha llevado a cabo ataques periódicos de zonas del sur del país donde operar milicias afines e Hamás.

Pero para Israel, Hamás, Hezbolá, los hutíes y las milicias sirias son ramificaciones de lo que considera su verdadera amenaza, el auténtico enemigo a batir: Irán.

 

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Tras años de escaramuzas, operaciones clandestinas y asesinatos selectivos que escalaron el año pasado por primera vez a bombardeos mutuos, ambos se enfrentan desde el 13 de junio en un conflicto abierto y con final incierto.

Pero, ¿cómo consigue Israel mantener tantos frentes abiertos? ¿Y hasta cuándo puede continuar con esta intensa presión militar?

Israel cuenta con «unas fuerzas armadas formidables», explica  Frank Ledwidge, antiguo oficial de inteligencia británico y profesor de Derecho y Estrategia en la Universidad de Portsmouth. «Y, combinando lo político, lo militar y lo económico, Israel es un país muy resistente. Lo ha demostrado muchas veces en el pasado. La pregunta ahora es: ¿es ese el caso de Irán?».

Además, y a pesar del enorme costo económico que supone este esfuerzo bélico, el gobierno de Netanyahu cuenta con un enorme respaldo político y social en su campaña contra Irán.

El 83% de los israelíes judíos apoyan los bombardeos contra el país persa, una cifra que muestra que el programa nuclear iraní y el gobierno de Teherán, a quien muchos en Israel consideran una amenaza existencial, ejerce de aglutinador social.

Israel cuenta con uno de los ejércitos más sofisticados del mundo y, sin duda, el mejor equipado y entrenado de Medio Oriente.

En 2024, el presupuesto militar israelí se disparó en un 65% hasta los 46.500 millones de dólares, el mayor incremento desde la guerra de 1967. El 8,8% del PIB del país se destinó al esfuerzo militar, el segundo mayor del mundo por detrás de Ucrania, según datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo.

Su Fuerza Aérea es la más potente de la región, con aviones F-15 con alcance de ataque de larga distancia, los F-35 (aviones «furtivos» de alta tecnología que pueden evadir los radares) y helicópteros de ataque rápido.

Esto le ha permitido debilitar en gran medida las defensas antiaéreas iraníes y bombardear sitios militares, nucleares y estratégicos en el país persa.

Además, Israel cuenta con un sofisticado sistema de defensa multicapa formado por el escudo antimisiles Domo de Hierro, que le permite interceptar misiles de corto alcance, como los que se lanzan desde Gaza y Líbano; la Honda de David, para contrarrestar los misiles de alcance medio; y el programa de misiles antibalísticos Arrow, que le permite defenderse de los proyectiles que proceden de sitios más lejanos como Irán o de Yemen.

 

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Pero en los últimos días algunos misiles iraníes han logrado alcanzar objetivos en Israel, eludiendo las defensas y causando la muerte de más de 20 personas.

El sistema, reconoce el propio ejército israelí, no es infalible, pero otorga al país una importante ventaja con respecto a sus agresores.

Pero, ¿por cuánto tiempo se puede mantener tal despliegue?

Para Frank Ledwidge, desde el punto de vista militar, dos factores podrían eventualmente dificultar la capacidad de Israel de sostener tantos frentes abiertos: el personal militar y la munición.

A este respecto, el experto recuerda que gran parte del sistema de misiles israelíes depende de importaciones de Estados Unidos, bien para componentes o para la munición completa.

«Pero el problema es que el ejército de EEUU se ha visto tensionado por sus entregas de armas y munición a Ucrania, y esta (la de Irán) va a ser una guerra muy intensa en recursos, incluso si Washington no llega a involucrarse», afirma Ledwidge.

Los expertos en logística de EEUU «empiezan a estar muy preocupados por la capacidad, ya disminuida, de Estados Unidos para sostener un conflicto contra China, que es el reto que marca el ritmo y la prioridad absoluta del sistema industrial de defensa estadounidense», según el profesor de la Universidad de Portsmouth.

El desgaste del personal militar también podría ser un hándicap que frenara a Israel.

Las Fuerzas de Defensa de Israel cuentan con alrededor de 178.000 soldados en servicio, además de unos 460.000 militares de reserva. El servicio militar es obligatorio en el país para hombres y mujeres mayores de 18 años, con algunas excepciones, y permanecen como reservistas hasta los 51 años.

Desde el pasado 7 de octubre, Israel ha ido movilizando a cientos de miles de reservistas. A finales de mayo el gobierno autorizó la llamada a filas de hasta 450.000 militares de reserva durante los siguientes tres meses, el mayor número de la historia de Israel.

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La guerra prolongada tiene, además, un costo añadido: es tremendamente cara.

Cada uno de los misiles Tamir que utiliza el Domo de Hierro cuesta 50.000 dólares. Los Stunner que utiliza la Honda de David alcanzan el 1 millón de dólares por unidad, mientras que los Arrow-3 que se utilizan para interceptar los misiles balísticos que lanza Irán cuestan tres millones de dólares cada uno.

Un antiguo asesor financiero del jefe del Estado Mayor de las FDI calcula que la guerra con Irán está costando a Israel unos 750 millones de dólares al día, según reveló en una entrevista con el medio israelí Ynet News. Y eso sin contar los daños que han provocado en el país los bombardeos iraníes.

Además, el gasto acumulado de la guerra de Gaza habría alcanzado unos 67.500 millones de dólares, según estimaciones del diario israelí Calcalist.

Nota completa BBC Mundo

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