
La cobertura mediática sobre la Inteligencia Artificial tiende a enfatizar escenarios apocalípticos, desde la pérdida masiva de empleos hasta amenazas cibernéticas. Sin embargo, esta narrativa predominantemente negativa oscurece los beneficios tangibles que la inteligencia artificial está produciendo actualmente en campos críticos como la investigación científica, la medicina y la prevención de desastres naturales.
En el ámbito científico, AlphaFold representa uno de los casos más exitosos de aplicación beneficiosa de la IA. Este modelo desarrollado por DeepMind, subsidiaria de Google, predice las estructuras tridimensionales de proteínas basándose únicamente en sus secuencias de aminoácidos, una capacidad que le valió a sus creadores un Premio Nobel.
En el sector sanitario, la inteligencia artificial está abordando un problema menos visible pero igualmente crítico: la sobrecarga de documentación que enfrentan los médicos. De acuerdo con un reporte de Vox, los profesionales de la salud dedican dos horas a papeleo por cada hora que pasan con pacientes, una proporción que contribuye significativamente al agotamiento profesional.
Los sistemas de salud estadounidenses han comenzado a implementar «escribas de IA» que capturan automáticamente las conversaciones entre médicos y pacientes, actualizan registros médicos y automatizan gran parte de la documentación de las interacciones clínicas.
Un estudio piloto que empleó tecnología de Microsoft y la startup Abridge demostró resultados prometedores: los médicos redujeron su tiempo diario de documentación de 90 minutos a menos de 30 minutos.
En la prevención de desastres climáticos, Google Flood Hub ejemplifica cómo la IA puede beneficiar especialmente a las poblaciones más vulnerables. Este sistema de alerta temprana de inundaciones fluviales, impulsado por inteligencia artificial y de acceso abierto, proporciona pronósticos de inundaciones a siete días para 700 millones de personas en 100 países.
La información, publicada por Vox, señala que Flood Hub funciona combinando un modelo global de hidrología que puede pronosticar niveles de ríos incluso en cuencas que carecen de medidores físicos de inundación, con un modelo que convierte esos niveles predichos en mapas de alta resolución. Esta tecnología permite a los habitantes de aldeas ver exactamente qué carreteras o campos podrían quedar bajo el agua.
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