
La ofensiva aérea que Israel lanzó esta madrugada sobre territorio iraní alcanzó uno de los puntos más sensibles del programa nuclear de Teherán: el reactor de agua pesada de Arak, una instalación inactiva desde 2015, pero que según fuentes israelíes estaba en vías de ser reactivada con fines militares. Aunque comúnmente se lo denomina “reactor de Arak”, la instalación se encuentra en realidad cerca del pequeño poblado de Khondab, a unos 75 kilómetros al noroeste de la ciudad de Arak. El uso del nombre de esta última responde a su mayor visibilidad internacional, aunque Khondab es la ubicación precisa del complejo.
Por Infobae
Ubicada a unos 250 kilómetros al suroeste de Teherán, esta estructura encarna desde hace dos décadas las tensiones en torno al riesgo de proliferación nuclear en Medio Oriente. En esta ocasión, el ataque israelí se centró en dañar la estructura del sello del núcleo del reactor IR-40, un componente clave para la producción de plutonio, el material que, al igual que el uranio altamente enriquecido, puede ser utilizado en la fabricación de armas nucleares.
“El ataque tuvo como objetivo impedir que el reactor fuera restaurado y utilizado para el desarrollo de armas nucleares”, informó el Ejército israelí, que aseguró haber emitido una orden de evacuación para la población cercana antes del bombardeo.
El IR-40, como se lo conoce técnicamente, fue concebido en los años 2000 como un reactor de agua pesada con uranio natural. La tecnología elegida permitía operar sin necesidad de enriquecer uranio, pero generaba como subproducto plutonio apto para uso militar, lo que encendió alertas entre las potencias occidentales.
La instalación forma parte de un complejo mayor que incluye también la Planta de Producción de Agua Pesada de Arak, infraestructura esencial para la operación de este tipo de reactores. Si bien el objetivo oficial declarado por Irán fue la producción de radioisótopos para usos médicos, Estados Unidos y sus aliados denunciaron desde el inicio la posibilidad de que el reactor tuviera un propósito militar encubierto.
En virtud del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) firmado en 2015 entre Irán y el Grupo 5+1, Teherán accedió a rediseñar el reactor para reducir drásticamente su capacidad de producción de plutonio. El núcleo original fue retirado y rellenado con cemento, bajo supervisión del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Pero ese acuerdo colapsó en 2018, tras la retirada unilateral de Estados Unidos, y desde entonces Irán ha reanudado progresivamente actividades sensibles.
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