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martes 17 de junio 2025
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Cómo era el escalofriante manicomio que operaba en medio de las islas de Venecia

 

Las aguas oscuras de la Laguna de Venecia no reflejan el peso invisible de una historia que rara vez aparece en las guías turísticas. A menos de dos kilómetros de la Plaza de San Marcos, dos islas aún guardan los ecos de miles de voces confinadas, diagnosticadas, fotografiadas y, muchas veces, silenciadas para siempre. San Servolo y San Clemente, hoy devueltas a la postal veneciana como museo o resort de lujo, fueron durante casi dos siglos los centros de internación psiquiátrica más importantes del norte de Italia.

San Servolo fue primero un monasterio benedictino en el siglo VII. En 1716, se transformó en hospital militar y, en 1725, recibió a su primer paciente psiquiátrico.

A lo largo del siglo XVIII, el hospital comenzó a aceptar internaciones de personas con enfermedades mentales provenientes de familias adineradas que podían costear su estancia. En la misma línea, Fiora Gaspari, responsable del archivo histórico de San Servolo explicó: “Los que eran ‘locos’ y pobres eran considerados criminales”.

La transformación llegó con el fin de la República de Venecia en 1797, cuando la administración napoleónica promovió cierta igualdad legal. A partir de entonces, el hospital comenzó a recibir pacientes sin recursos, costeados por el Estado.

En 1809, el hospital militar cerró y San Servolo fue designado como manicomio regional para el Véneto, Dalmacia y Tirol. Según Gaspari, la institución es “la más antigua de su tipo en el norte de Italia y una de las más antiguas del país”, anterior al auge manicomial de mediados y fines del siglo XIX.

Una de las principales razones de los tratos crueles de estos individuos recluidos fue el hacinamiento. En 1887, un solo médico atendía en promedio a 332 pacientes en San Clemente. “Como era natural, esto provocó la degeneración y el maltrato de los pacientes”, afirmó Priani.

 

 

Las personas eran trasladadas por las autoridades provinciales desde tierra firme hasta Venecia y luego conducidas en botes hasta las islas. Muchos pacientes rurales nunca habían visto una ciudad ni una extensión de agua como la laguna. Varios intentaron escapar o se arrojaron al agua, según relata la Enciclopedia Italiana.

Al llegar, los internados eran bañados, vestidos con uniforme institucional, fotografiados y sometidos a un confinamiento inicial. Desde 1874, los hospitales comenzaron a tomar retratos de los pacientes al ingresar y al ser dados de alta. Según Gaspari, esas imágenes se organizaban en álbumes divididos en columnas de “enfermo” y “curado”, y servían tanto para el registro médico como para promover los beneficios del tratamiento institucional.

Hoy, la isla de San Servolo funciona como campus universitario, espacio de eventos y museo. Inaugurado en 2006, ese museo expone álbumes fotográficos, camisas de fuerza, cadenas, libros de admisión y máquinas de hidroterapia utilizadas durante más de un siglo.

La isla de San Clemente, en cambio, estuvo abandonada tras su cierre, hasta que fue adquirida por una empresa privada. Allí funciona un resort de lujo de cinco estrellas. No hay placas ni memoriales. Solo la arquitectura original sugiere que, detrás de las paredes blanqueadas, aún late una historia no dicha.

Nota completa en Infobae

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