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Luis BarragánOpinión

Brevísimo informe, por Luis Barragán

Ocasión ineludible y formidable pretexto, el 80° aniversario del triunfo chino sobre Japón y – atención – el fin de aquella guerra mundial que lo contextualizó, sirvió para protocolizar la elevadísima jerarquía militar de la superpotencia asiática con la exhibición de armas novedosas y el muy impecable desfile de diez mil soldados. Desfile, por cierto, técnica y estéticamente impresionante, ha dado oportunidad para la posterior y curiosa difusión digital de breves videos que hablan de los específicos métodos que hicieron posible la vasta y temible coreografía en la Plaza de Tiananmén.

La masiva actividad desplegada en la capital china, estuvo precedida días antes por la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), contando con la presencia del liderazgo de los países que la conforman, en procura de un nuevo orden mundial. Luego, líderes de dieciséis países más, se incorporaron al formidable evento marcial, por lo demás, con el estilo típico de aquellos países que estuvieron o están bajo regímenes algo más que autoritarios.

Pocos pueden dudar de la fuerza y de la fortaleza crecientes que ha adquirido China en los últimos años, siendo una estupidez negar el rol protagónico que ha alcanzado. Podemos apelar a algún baremo realista para la jerarquización correspondiente de los países que ejercen o tienden a ejercer una hegemonía indiscutible en el planeta, y, al explorar la materia en las redes, encontramos que el papel de Estados Unidos es preponderante, seguido por China y, en menor medida, por Rusia de considerar una combinación de variables como el PIB, presupuesto militar, proyección geopolítica, tecnología y personal (Índice de Poder Global y Global Firepower Index); otros países, como India, prometen ir más allá de los grandes logros económicos obtenidos, aspirando la membresía de los BRICS+ a peldaños muy superiores, quizá impensables pocos años atrás.

Todavía en discusión, a veces, inútilmente apasionada, como si no fuesen razones pragmáticas las que inspiran a los asiáticos, lo cierto es que se perfila una dura competencia, una desmedida rivalidad, una inédita confrontación respecto a Estados Unidos que ojalá se mantenga en los cauces de la paz universal a la que siempre aspiramos. Empero, no es menos cierto que el bloque conformado y notariado en Tiananmén, por una parte, nos habla de un evento que nadie debe subestimar, ubicándolo en su justa dimensión, y, por la otra, no es precisamente representativo de los valores y principios de la libertad, por decir lo menos.

Digamos, no es ninguna zoquetada lo ocurrido al iniciarse septiembre en el lejano oriente. Podrá decirse que superamos definitivamente la llamada Guerra Fría o que la transitamos en una diferente versión, aunque lo peor es que haya o pueda haber dirigentes políticos completamente indiferentes o negligentes ante el fenómeno, dejando todo a la suerte de los dados.

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