
Para Benilde Lara, residente desde hace 22 años del sector Campo Rojo, los meses de junio, julio y agosto no son sencillos. Poco a poco, ve el río Caroní crecer desde el patio de su pequeña vivienda de color azul y el miedo se apodera de su hogar.
Por Radio Fe y Alegría Noticias
Lara se mudó a Campo Rojo en el año 2003, siendo esta su única opción para adquirir una vivienda propia. Admite que compró su casita en esta zona de riesgo, con gran ilusión de crear un hogar. Mismo hogar que hoy las aguas del Caroní amenazan con anegar.
“Vivo en esta orilla de río desde hace 22 años. A veces el río se nos ha metido dentro de la casa. La gente viene y nos promete que el otro y lo otro, pero nada. Yo la otra vez, vinieron a revisar y no los dejé pasar para dentro. Nos van a tener todo el tiempo en lo mismo. Tanto esperar y nada”, declaró Lara
A pesar de que todos los años se vive la crecida del río, ella no se acostumbra y asegura estar cansada de las promesas gubernamentales y “la tomadera de foto” para no obtener ningún beneficio.
“Nunca he visto un beneficio”
Actualmente, Benilde vive con sus cinco nietos, hijos de su hija mayor que emigró a Guyana para tener un futuro mejor. Su hija le envía 100 dólares semanales con los que debe hacerse cargo de alimentarlos y vestirlo.