
En medio de las presiones arancelarias de Donald Trump a Brasil aparece la figura de Eduardo Bolsonaro.
El tercer hijo de Jair Bolsonaro no solo es aliado del presidente de Estados Unidos y duro crítico de Luiz Inácio Lula da Silva, sino que se ha convertido en el principal adversario político del juez del Tribunal Supremo Alexandre de Moraes.
Radicado en Texas desde el 18 de marzo, momento en que anunció que tomaría una licencia a su cargo de diputado para vivir en Estados Unidos y construir apoyo internacional para su padre, Eduardo se presenta como un pieza clave en el vínculo de su familia con el gobierno republicano.
En ese sentido, Trump basó su amenaza de aranceles de hasta el 50 por ciento con Brasil, que es uno de los pocos países con los que Estados Unidos disfruta de superávit comercial, en críticas a la investigación judicial que enfrenta Jair Bolsonaro.
«Este juicio no debería estar ocurriendo. ¡Es una caza de brujas que debe terminar INMEDIATAMENTE!», cuestionó Trump en la carta dirigida a Lula da Silva, en la que expone una dura crítica a la Justicia de Brasil.
Dos semanas antes del anuncio arancelario de Trump, Eduardo Bolsonaro llamaba a «rescatar la libertad y la democracia» de su país ante un auditorio repleto en el sur de Florida.
«Mi rol en Estados Unidos es luchar por la libertad para rescatar a nuestra democracia», dijo el diputado en la primera edición latina de la Conferencia Política de Acción Conservadora (Cpac) en Hollywood, al norte de Miami.
Eduardo Bolsonaro se encuentra en Estados Unidos, después de que un grupo de diputados del Partido de los Trabajadores (PT) le solicitara a la Corte Suprema retener su pasaporte mientras avanzan las investigaciones contra su padre, a quien se le está investigando por la tentativa de golpe de Estado en enero de 2023.
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