
Sebastián Castañeda
Desde hace más de una semana, Perú busca por cielo, mar y tierra a una alférez que estaba por graduarse como piloto. El 20 de mayo, un comunicado de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) emitió la alerta: habían perdido contacto con una de sus aeronaves en las inmediaciones de la isla Zárate, en la Reserva Nacional de Paracas, una zona protegida a 260 kilómetros al sur de Lima. Al timón iba Ashley Vargas Mendoza, de 24 años. Se trataba de su último vuelo para recibirse como piloto militar. Aquella prueba final se ha convertido, con el correr de los días, en una desgracia que mantiene en vilo al país.
Por: El País
Su búsqueda ha generado controversias, pues la familia denuncia que la Fuerza Aérea Peruana no ha efectuado una búsqueda eficiente. El propio padre de Ashley, Édgar Vargas, ha iniciado un operativo por cuenta propia para encontrarla. Tres días después de su desaparición, una de las tías de la alférez recibió la llamada de un supuesto empresario pesquero que aseguraba haberla rescatado con vida y que estaba siendo rehidratada en una de sus embarcaciones a 180 millas mar adentro. Pidió dinero para solventar los gastos del rescate. La noticia corrió por medios y redes sociales, pero era una estafa. La persona nunca más respondió.
Esta falsa noticia fue un duro golpe para los Vargas Mendoza, pues solo un día antes se habían encontrado restos de la aeronave cerca a la playa Mendieta, dentro de la Reserva de Paracas. Ante esta situación, el general José Antonio Martinelli, comandante de Operaciones de la FAP, aseguró que “las esperanzas no se pierden” y reiteró que la institución trabaja arduamente con 191 efectivos y más de 140 horas de vuelo desde el primer momento en que se supo del accidente.
La versión choca con la de página de Facebook “Unidos por Ashley Vargas”, creada por la familia para solicitar ayuda e informar sobre los avances de los operativos. Allegados y voluntarios han reunido equipamiento para peinar toda la zona, incluso con buzos. “Sigo en el desierto, vine a las dos de la mañana, sigo buscando a mi piloto. No voy a perder las fuerzas para seguir buscando a mi hija”, expresó, con los ojos llorosos, Édgar Vargas.
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