
El asesinato de Charlie Kirk está obligando a las figuras políticas y a quienes los protegen a tomar decisiones difíciles, sopesando si el acceso del público a ellos justifica el riesgo en este momento tan peligroso a nivel nacional.
Por CNN
Desde la muerte de Kirk, varias campañas o grupos políticos han cancelado eventos por extrema precaución. Y a medida que se acercan las elecciones intermedias, los candidatos se verán cada vez más obligados a ponderar su necesidad de conectar con los votantes frente a la realidad de hacer política en un momento de crecientes amenazas, intentos y asesinatos.
“La arena en la que acaban de entrar, esas amenazas —todo— está sobre la mesa”, dijo Rob Savage, exagente especial a cargo de la oficina del Servicio Secreto en Los Ángeles. “Porque esto se ha vuelto demasiado cargado políticamente”.
El tiroteo contra Kirk el miércoles, perpetrado por un atacante apostado en una posición elevada durante un evento al aire libre en la Universidad del Valle de Utah —similar al intento de asesinato contra Donald Trump el año pasado en un mitin en Butler, Pensilvania— probablemente lleve a los organizadores a trasladar sus eventos a interiores como reacción inmediata. Pero expertos en seguridad dijeron a CNN que las amenazas pueden manifestarse en cualquier lugar y que las soluciones no son tan simples como mudarse a un espacio cerrado, colocar personal en los techos o desplegar drones.
Caleb Gilbert, dueño de una empresa de protección ejecutiva cuyos clientes han incluido magnates tecnológicos, celebridades y familias de altísimo patrimonio, dijo que la muerte de Kirk fue “una ilustración profundamente penetrante de la fragilidad de las personas en riesgo cuando un adversario decidido quiere hacer daño”.
“Al final del día, podemos tener guardias, armas, rejas, inteligencia —podemos tener todo perfectamente alineado, y podemos hacerlo bien en 20 lugares a la semana durante años— y los actores malintencionados solo necesitan acertar una vez”, dijo.
Un fuerte aumento de las amenazas
Asesinatos recientes o intentos han ocurrido en mítines políticos, pero también en campos de golf, viviendas, prácticas de béisbol y supermercados. Y las amenazas no se limitan a figuras políticas nacionales o candidatos; también se han extendido a personas con menos recursos, incluidos funcionarios estatales y locales, miembros de juntas escolares, jueces, influencers políticos y sus familias.
La Iniciativa Bridging Divides de la Universidad de Princeton, que rastrea la violencia política en Estados Unidos, ha registrado más de 300 casos de amenazas y acoso contra funcionarios locales este año, un aumento del 9 % respecto al año pasado. Tendencias similares están surgiendo para funcionarios estatales y federales, así como jueces.
Matt Gorman, exdirector de comunicaciones del comité de campaña republicano en la Cámara de Representantes, dijo que la amenaza de violencia política es una “realidad persistente y aterradora” para los legisladores, y que los miembros de la Cámara ya habían recibido un aumento en los fondos de seguridad tras un mortal ataque en junio contra legisladores estatales de Minnesota. El miedo entre funcionarios electos actuales o potenciales está “totalmente justificado”, señaló Amanda Litman, presidenta de Run for Something, que impulsa a jóvenes demócratas a postularse a cargos públicos.
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