Las crisis bursátiles son como las familias desgraciadas que Leon Tolstoi describe en Ana Karenina, “cada una es infeliz a su manera”. Poco tienen que ver las hipotecas subprime, que desencadenaron la cruenta corrección de 2008, con el crash fugaz provocado por el Covid y los cierres masivos de 2020. Menos aún con “la primera crisis bursátil autoinfligida de la historia”, como describe con sorna un gestor de fondos a las severas caídas que desde el jueves pasado sacuden a los mercados financieros de todo el mundo.