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miércoles 25 de junio 2025
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Alias «Gabriela» cuenta todo lo que sabe del atentado a Miguel Uribe: las impactantes frases de su despiadada declaración

Alias Gabriela cuenta todo lo que sabe del atentado a Miguel Uribe Turbay. | Foto: SEMANA

 

Las respuestas de alias Gabriela al interrogatorio de las autoridades son despiadadas. La joven de 19 años es una testigo de excepción, de la forma como se planeó y ejecutó el atentado contra Miguel Uribe Turbay. Y, en la audiencia judicial, que la puso cara a cara con la justicia, contó todo lo que sabía.

Hasta el momento, es el testimonio más revelador del plan criminal que buscaba acabar con la vida del senador y precandidato del Centro Democrático. SEMANA lo publicó en exclusiva, en su integridad. La forma como narra lo que sucedió el día del crimen es fría y descarada.

Katerine Andrea Martínez no tenía gran experiencia en el mundo criminal. Vivía de ser modelo webcam, actividad que desarrollaba en su casa, un humilde lugar en el barrio Danubio Azul, donde vivía con su pareja.

La joven había conocido a alias el Costeño, Élder José Arteaga Hernández, en un bar en el centro de Bogotá y, según relato, antes del atentado a Miguel Uribe Turbay había hecho un par de “vueltas” con él. Era la “mensajera” de la banda sicarial y su rol consistía en llevar el arma al punto donde se desarrollaban los crímenes.

En el atentado a Miguel Uribe no solo la llevó, sino que se quedó y presenció todo lo que pasó. En medio del caos, huyó con alias el Costeño y dejó al gatillero menor de edad solo.

Estas son las frases más impactantes de su relato:

1. “Si moría, me pagaba diez millones. Si no se moría, me pagaba 600 o 700 mil”

Katerine tiene clara su participación en el crimen. Cuando las autoridades le preguntan si sabe por qué está ante los estrados, ella contesta que por haber participado en el crimen contra el senador Uribe Turbay, trasladar el arma Glock con la que se perpetró el hecho y utilizar a un menor de edad en todo ese proceso.

Cuenta cómo se vinculó a la banda. El día que lo conoció en un bar, el Costeño le contó que “era sicario y me ofreció trabajar con él, me dijo que para llevar encargos, que yo no me iba a exponer, que me daban lo de los transportes y que me pagaban por esto”, contó alias Gabriela.

Para el atentado de Miguel Uribe Turbay, el Costeño le dijo que “si moría, me pagaba diez millones. Si no se moría, me pagaba 600 o 700 mil pesos”.

2. “Me llamó y me preguntó que si no conocía a un menor de edad… que lo necesitaba para una vuelta. Yo le pregunto que para cuál vuelta y él me dice que necesitaba un menor suicida”.

La joven narró la forma como alias el Costeño seleccionó a la persona que iba a disparar contra el senador. El cálculo siempre apuntó a que fuera un menor de edad, que en el desafortunado caso que fuera atrapado por las autoridades no respondiera ante la justicia penal.

El Costeño le dijo a Katerine que “para esta vuelta estaban pagando más o menos 700 millones”.

«Me dijo que si lo podía conseguir, que le ofreciera 100 o 150 millones de pesos, que solo tenía que disparar y entregarse a la Policía… Me dijo que era mejor si tenía de pronto antecedentes, o no tenía padres. Que no tuviera a nadie que estuviera tan pendiente de él. Me dijo que debía tener entre 14 y 16 años, porque si estaba por cumplir los 18 podía sufrir cárcel, entonces que necesitaba que tuviera por ahí 14 años para que lo metieran a una correccional y de ahí lo dejaban en libertad», confesó alias Gabriela.

El menor de edad, en su relato, aseguró que le ofrecieron 20 millones, pero nunca se los pagaron, porque hoy sabe que querían que no saliera vivo de esa “vuelta”. Katerine lo confirma: “Me contó que esta era una vuelta suicida, porque había una de dos: el chico disparaba y lo mataban ahí mismo, o el chico alcanzaba a huir por la misma cuadra donde había entrado.”

3. “Élder empezó a hablar del arma, que venía del extranjero y que era una Glock, que había costado como 15 o 20 millones, que era un juguetote.”

Katerine narra lo que el Costeño le dijo de la pistola que tenía que recoger, resguardar y luego entregar en Modelia. “Empezó a hablar del arma, que venía del extranjero y que era una Glock, que había costado como 15 o 20 millones, que era un juguetote.”, contó Gabriela.

El día del atentado, Katerine metió el arma en una talega de ARA y luego, en la cintura, dentro del pantalón, en el abdomen.

Una vez dentro del carro Spark, Katerine termina su labor. “Yo saqué el arma de la pretina del pantalón, exactamente del lado del abdomen, y como a mí me dijeron que no la fuera a tocar, que no le fuera a oprimir nada porque no tenía seguro, yo la tomé de la parte de arriba, no del mango, sino de arriba y se la entregué a Élder”, asegura.

4. “Élder le dijo… todos a la cabeza. El muchacho le contestó: ‘Le voy a dar uno o dos en la cabeza y me voy’. Élder le dijo que no, que eran mínimo tres o cuatro y que si se lo tenía que descargar todo, que para eso tenía munición.”

Alias el Costeño fue el encargado también de dar las instrucciones precisas del atentado contra el senador. Katerine narra que cuando se encontraron en el carro spark, ya en Modelia el día del crimen, le pidió que le entregara el arma: ‘Saca a la niña’, recuerda que le dijo.

“Élder le dijo al muchacho que no le fuera a oprimir nada porque él ya se la había programado para que disparara seguido, no tiro a tiro, sino seguido, como en ráfaga… Élder le sacó el proveedor, sacó las balas del proveedor y las empezó a contar y dijo la cantidad que había, pero no recuerdo cuántas [eran]. Volvió a meter las balas al proveedor y metió el proveedor a la pistola, ahí jaló la parte de atrás, la cargó, por decirlo así“, agregó.

“Élder le dijo… todos a la cabeza. El muchacho le contestó: ‘Le voy a dar uno o dos en la cabeza y me voy’. Élder le dijo que no, que eran mínimo tres o cuatro y que si se lo tenía que descargar todo, que para eso tenía munición”, puntualizó.

5. “El muchacho estaba muy eufórico, acelerado, como contento; decía: ‘Lo vamos a hacer real, le voy a pegar todos en la cabeza’”

Katerine describe la emoción que tenía el menor de edad por participar en esa “vuelta”.

“El muchacho se encontraba de copiloto. A este muchacho, yo nunca lo había visto. Él estaba con un pantalón con calcomanías, con una chaqueta negra y una gorra roja. Tenía un celular en la mano, que era con un forro blanco; no sé qué marca era el celular. Tenía el pelo largo en la parte de atrás y corto en la parte de adelante. Tenía un porte como paisa, pero un acento rolo, de Bogotá”, cuenta ella.

El joven sicario estaba comprometido con entregar el todo por el todo en el atentado“El muchacho estaba muy eufórico, acelerado, como contento; decía: ‘Lo vamos a hacer real, le voy a pegar todos en la cabeza’“, aseguró Katerine.

“Dentro del carro, el chico me dio la mano, se despidió de Élder y este le dijo que le iba a salir bien y que él estaba pendiente de él. Le dijo: ‘Con fe, manito’.”, afirmo Katherine.

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